Las primeras elecciones de la Unión Europea ampliada a 25 socios han registrado una tasa de abstención histórica (55,8%), en parte por la bajísima participación (28,7%) de los 10 nuevos estados miembros, en los que no acudió a las urnas ni uno de cada tres electores.

Incluso entre los 15 antiguos miembros, la abstención ascendió al 52,3% y sólo los griegos acudieron masivamente a votar (un 70%). El récord de participación fue para la recién incorporada Malta, con el 82%. El farolillo rojo fue Eslovaquia: sólo votó el 25% de los elecotres.