Quizá porque las pinturas de Kiko Argüello le dejan a uno mudo, el príncipe Felipe y la ya princesa Letizia no estuvieron precisamente parlanchines durante la ceremonia en la Almudena. Sin embargo, lejos del alcance de las cámaras y los micros, la pareja cruzó cuchicheos que tocaron desde el chaparrón hasta el piropo. Aquí va uno de género romántico. Durante el enlace, Letizia le preguntó a Felipe: "¿Eres feliz?". Y él, que en ese momento estaba concentrado en su sudor, replicó con un "qué calor". Más tarde lo arregló: "Te quiero, te quiero... guapa".

Un experto en lectura de labios decodificó para Tele 5 los cuchicheos de la pareja y, además de esta declaración de amor, desveló más cosas. Por ejemplo, que Letizia contestó con un "bien, vaya lluvia" cuando Felipe le preguntó cómo estaba, y que admitió sentirse "cansada". La fiesta en el Pardo había acabado de madrugada y tuvo cita con la peluquera al alba.

Los novios --según el lector de labios-- también mantuvieron un breve debate antes de determinar dónde demonios debían poner el ramo, y se confesaron lo que 25 millones de españoles y 1.000 millones de personas en todo el mundo habían sospechado: con mucho gusto se habrían tomado una tila. "¿Nervioso?", le preguntó ella. "Sí", admitió él antes de zanjar el tema del pánico escénico con un "qué nerviosa estás...".

Además de nervios, también hubo piropos. De él a ella --"qué bien te queda", le susurró el Príncipe--; de ella al mundo --"qué hermoso es todo", exclamó, más expresiva con la palabra que con el rostro--, y de ella a Pertegaz, el diseñador de su traje de novia. "Todo muy bien, todo muy bien", le dijo cuando se encontró con el enjuto modisto saliendo de la catedral. El repertorio acabó con unos consejos práctico-protocolarios de Felipe a su esposa. A las puertas del templo, la corrigió: "Espera, espera, que están las cámaras de fotos". Y luego añadió: "Cambia el ramo al otro brazo y saluda".