Técnicos en comercio exterior, programadores de software, desarrolladores de aplicaciones informáticas y para dispositivos móviles, profesores de idiomas o expertos en formación a distancia. Estas son las profesiones del futuro en la comunidad según un informe del Consejo Económico y Social de Aragón (CESA) que analiza las ocupaciones que demandará el mercado laboral en el 2025. Todos los perfiles calificados como "prioritarios" dejan claro los sectores que van a tirar del carro del empleo en los próximos años: las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), el comercio exterior y los idiomas.

"Tecnológicamente va a haber un cambio muy importante; todos oímos hablar de coches sin conductor y robotos muy avanzados, aunque será más progresivo de lo que parece", subraya el director del estudio del CESA y catedrático de Análisis Económico, Marcos Sanso. No obstante, el profesor de la Universidad de Zaragoza señala que la revolución tecnológica ya está destruyendo empleo. "Va a sobrar mucha gente, lo estamos viendo por ejemplo en el sector financiero con los avances que se están dando en el área de procesos de datos", comenta.

El impulso de la internacionalización en las empresas va a ser otro de los activos de futuro del mercado laboral, una actividad que ya está creando puestos de trabajo. "La economía española requiere que en los próximos años haya un excedente exportador porque somos un país muy endeudado", indica Sanso.

Ambos sectores jugarán un papel fundamental a medio plazo, aunque las profesiones más tradicionales van a seguir estando ahí. El año pasado, por ejemplo, las ocupaciones más demandadas en Aragón fueron la de peón de industria manufacturera (con 62.800 contratos firmados), camarero (53.700), personal de limpieza (35.000) y vendedor de tienda (20.600)

ADAPTACIÓN FORMATIVA Uno de los objetivos principales que persigue el informe del CESA es el de anticiparse al futuro para orientar en el sentido adecuado las decisiones estratégicas que deberán tomar administraciones e instituciones. En este sentido, el salto tecnológico obligará a la formación reglada a adaptarse rápidamente a los cambios, algo que no va a ser fácil porque los conocimientos "se quedan obsoletos en cuatro días", tal y como apunta el nuevo presidente del CESA, José Manuel Lasierra. "Yo no veo a la universidad alejada de la realidad del día a día; además, parece que lo que no tiene aplicación práctica no vale y eso no es así", subraya Lasierra.

En los últimos años, diferentes voces, sobre todo del mundo empresarial, han lamentado la desconexión del sistema educativo con las necesidades de las compañías. "El cambio tecnológico va a tal velocidad que siempre hay un retraso, especialmente en la enseñanza secundaria, donde lleva más tiempo saber qué es lo que hay que transmitir", considera Sanso.

Lo que parece evidente, según apunta Lasierra, es que toda esta revolución aún va a dar más importancia a la formación continua. "Nos va a obligar a estar permanentemente actualizados", señala el presidente del CESA, que añade que los menos formados quedarán excluidos del mercado laboral.