El hecho de que la actividad principal de Fraga sea la agroalimentación -el 50% de contratos están vinculados a la agricultura- eleva la temporalidad del mercado laboral en la capital del Bajo Cinca. Al cierre del 2017, el 92,9% de las personas que encontraban trabajo lo hacían gracias a un contrato temporal. Además, el sector primario eleva la presencia de población inmigrante en la zona, de forma que el 21% de quienes viven en Fraga proceden de otros países (unos 3.500 de un total de 15.000 habitantes). Se trata de una tasa que duplica la media de Aragón, que ronda el 10%. Pero sin la aportación de estos trabajadores el municipio tendría problemas para atender la oferta de mano de obra de las empresas. «Los inmigrantes son un factor activo en la economía de la zona, la generación de empleo que experimenta Fraga conlleva la necesidad de mano de obra», apuntan desde el ayuntamiento.

Las ocupaciones más demandadas en el 2017 fueron peones agrícolas (casi 7.000), peones de las industrias manufactureras (2.414) y camareros (1.054), según los datos que maneja el Ejecutivo aragonés. El número de contratos firmados en el 2017 fue de 14.763 frente a los 7.489 que se suscribieron en el 2007. Es decir, ahora se firman el doble de contratos que antes de la crisis.