«Había policías en el portal, en la escalera, en la entrada en los garajes y hasta un helicóptero que vigilaba la azotea que comunica cinco portales, pensaba que era algún yihadista y ahora descubro que en el primer piso estaba el Banco de España, aunque falso». Este comentario que pertenece a uno de los vecinos del número 22 de Tenor Fleta de Zaragoza que ayer veía resueltas las incógnitas del pasado jueves 1 de junio cuando la Udyco detenía a uno de los convecinos, Javier G. A. No fue el único que ayer conocía los hechos por las ediciones digitales de los periódicos, si bien todos coincidían en que «no podían imaginarse algo así».

Y es que las escaleras de la entrada a esta comunidad de vecinos se convirtió ayer en un corrillo a la hora de la comida en el que valoraban lo ocurrido y lamentaban que algo así «lo estén sufriendo sus pobres padres, gente muy educada que se han dedicado al mundo de la enseñanza y que estoy seguro que les ha sentado como un mazazo», recalcaba una mujer, quien recordaba que se asomó a la ventana y vio a la Policía sacar tantas bolsas que «parecía que tenía diógenes».

Todos coincidieron en resaltar, del arrestado, su «buena educación, aunque siempre iba con prisas». «Es un chico normal, que está en paro, si bien su nivel de vida yo lo achacaba a sus padres, a sus ayudas, es hijo único», apuntaron.

Otros dudaron de que los progenitores «no estuvieran al corriente de lo que hacía su hijo porque faltaría de casa durante varias horas para hacer semajante botín». De hecho, uno de ellos aseveró que «en varias ocasiones» coincidió con mensajeros que iban cargados con grandes cajas y que siempre iban al mismo piso». «Ahí llevarían esas impresoras que se ven en la foto», apuntaba. Ahora les asaltaba una duda: «¿Cuánto tiempo permanecerá en la cárcel?».