El Ayuntamiento de Teruel representa una excepción en el panorama generalizado de recortes en los presupuestos festivos. Este año, el programa de la Vaquilla y el Ángel, que termina hoy, ronda los 180.000 euros, solo unos mil euros menos que en la pasada edición. Y ello pese a que se han llevado a cabo más actividades recreativas. El mérito es de la concejala de Festejos, Rocío Casinos, pero no solo de ella. El consistorio ha llegado a acuerdos con las peñas y otras entidades del tejido asociativo local para que un total de 37 actos se realicen mediante distintos tipos de colaboración. Pero las fiestas no solo impactan en la economía del consistorio, también lo hacen en la de la ciudad. Y, en el caso de Teruel, que estos días se ve desbordada por miles de visitantes, la semana lúdica tiene una gran trascendencia para hoteles, restaurantes y comercios. Se trata de un balón de oxígeno de gran importancia para una población que tiene en el sector servicios uno de sus puntales y una fuente de empleo. F. M.