Teruel existe, pero se está vaciando. Y a un ritmo vertiginoso. En los últimos 48 años la provincia ha perdido 40.000 habitantes. Más que todos los que viven ahora en su capital. Si se echa la vista más atrás, la comparativa es demoledora: la población del territorio se ha reducido a la mitad en el último siglo, pasando de 266.000 residentes en 1910 a los 134.000 actuales (ver gráfico). Lo peor, sin duda, es que esta sangría no se detiene. En los últimos siete años la provincia ha perdido casi 10.000 habitantes debido, de nuevo, al envejecimiento, la emigración y la falta de oportunidades laborales.

Para intentar taponar esta herida y exigir soluciones a las administraciones públicas, miles de personas tomarán hoy las calles del centro de Madrid en una manifestación que se prevé histórica. Los turolenses no serán los únicos aragoneses presentes en la marcha. Las comarcas de La Jacetania, Los Monegros y Campo de Daroca también estarán representadas. A fin de cuentas, el problema de la despoblación afecta a gran parte de la comunidad, ya que 16 de las 33 comarcas tienen menos de diez habitantes por kilómetro cuadrado.

Con todo, la situación de Teruel es una de las más sangrantes. La provincia tiene la segunda densidad de población más baja del país (9,1 habitantes por kilómetro cuadrado), por detrás de Soria (8,7) y a años luz de la del conjunto del país (92). De hecho, si España tuviera la misma densidad demográfica, en el Estado vivirían 4,6 millones de habitantes.

Como ya hicieron en el 2003 en Madrid en una marcha histórica, Teruel Existe y Soria ¡Ya! volverán a denunciar hoy el «abandono» que vienen sufriendo por parte de los diferentes gobiernos centrales. «Queremos que se visualice el problema, poniendo encima de la mesa que a pesar de la ingente cantidad de dinero que ha llegado desde Europa la situación se ha agravado; la marcha es una enmienda a la totalidad de las políticas llevadas a cabo en los últimos 40 años», denuncia el portavoz de Teruel Existe, Manuel Gimeno, que pide que antes de las elecciones todos los representantes políticos se comprometan a firmar «un gran pacto de Estado» para solucionar el problema.

Han pasado casi 20 años desde que la plataforma ciudadana se puso en marcha, pero sus reivindicaciones siguen siendo muy similares. Entonces era la única provincia sin un solo kilómetro de autovía y, hoy, la falta de vías de comunicación continúa siendo la causa principal de su pobre desarrollo económico y su despoblación. «Desde que en el 2008 se acabó la Autovía Mudéjar no ha habido otra gran obra en la provincia», lamenta Gimeno.

Una de las prioridades en este sentido es construir la autovía A-40 desde Cuenca hasta Teruel y prolongarla hasta Alcañiz a través de las cuencas mineras, lo que la abriría a Madrid. Además, también reclaman la extensión de la A-68 hasta Alcañiz y Vinaroz.

«Todas las políticas en materia de infraestructuras se han basado en los grandes núcleos urbanos», lamenta Francisco Burillo, uno de los mayores expertos en despoblación, catedrático y presidente del Instituto de Investigación Serranía Celtibérica. A este respecto, Burillo destaca la importancia del nuevo reparto de los fondos europeos, un avance que permitirá que el ámbito de actuación se articule en torno a agrupaciones de entidades locales. «Si no, los fondos bajarían porque Aragón es una de las cuatro regiones más ricas», apunta.

En su opinión, ha llegado el momento de aprobar incentivos fiscales en las áreas escasamente pobladas. Así, plantea un IVA del 7% o un impuesto de sociedades del 4%, como en Canarias. «Sería una buena forma de atraer población y generar empleo», indica Burillo, que subraya que la llegada de la banda ancha y una telefonía móvil de calidad deben ser otras de las prioridades.

EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

Garantizar unos servicios básicos en materia de sanidad, educación y dependencia y facilitar el acceso a la vivienda son otros factores a tener en cuenta, tal y como indica el director de la Cátedra de Despoblación de la Universidad de Zaragoza, Luis Antonio Sáez. «Cambiar la mentalidad de la sociedad también es importante. Parece que el éxito personal y profesional solo puede llegar en un entorno urbano cuando no es así; ese cambio hay que trabajarlo desde las escuelas», asevera Sáez, que lamenta que la meritocracia no ha funcionado a la hora de elegir a los responsables políticos que debían luchar contra el problema de la despoblación.

Su valía deberá demostrarse ahora con la crisis del carbón. Una razón más para seguir luchando y evitar que Teruel, como dijo Labordeta, se convierta en una tierra en la que «solo quedan los viejos y los barrancos».