La caja de la tienda conmemorativa del enlace real no para. Y eso que su propietario, José Alberto Corazón, explica que después de la boda "han bajado un poco las ventas". Un "poco" significa que ya no es necesario contener a los clientes en la entrada para que entren en pequeños grupos, pero sus dependientes siguen sin dar abasto.

Emparedados entre el mostrador y un comunicado del compromiso a tamaño sábana de matrimonio, los vendedores despachan dedales, juegos de café, bombones, bandejas y pequeñas rocas que no han sido arrancadas de la Almudena pero proceden de la cantera de la que salieron las piedras con las que se edificó la catedral.

Los abanicos y pósters están agotados hasta dentro de quince días y otros objetos, como bandejas y porcelanas, ya no podrán reponerse. "Me dio miedo pasarme con los encargos por si me los comía pero tuve demasiada cautela", explica el propietario, que ampliará su negocio con objetos dedicados a toda la familia real. La oferta depende de la demanda, por lo que es pronto para saber si venderán más los platos con la imagen de Urdangarín o las jarras de cerveza con la sonrisa de la infanta Cristina .

El dedal, lo más solicitado

Fuera de esta tienda es imposible oír frases como "Buenas, ¿tienen el anillo de Letizia?". Lo pregunta una periodista de una cadena de televisión de habla hispana en Estados Unidos. Satisfecha por gastarse 550 euros en una réplica de oro blanco y zirconio y porque quedan gemelos como los del príncipe --piensa regalárselos a su novio--, la periodista contempla su dedo anular con delectación.

Si hay un top ten de la boda es el dedal. Es lo más solicitado y no por su precio ya que como reconoce Corazón , "no es barato por dos euros". Vender, se vende todo, hasta una biografía virtual de Felipe y Letizia perpetrada por Fernando Gracia . En la portada aparecen los príncipes con un bebé en brazos. Dentro, se adelanta la noticia "del nacimiento del varoncito".

El propietario aún no quiere dar cifras: "Haré balance cuando termine el año porque hasta ahora ha sido un buen momento, pero ya vendrán los bajos". Sabe que hay a quien no le gusta su tienda pero explica que muchos se paran frente al escaparate "aunque sea para cachondearse".