Un conocido científico aragonés, Alberto Jiménez Schuhmacher, dice que estamos en la década D de la lucha contra el cáncer. Es decir, nos hallamos en puertas de conseguir grandes avances científicos en esta materia y de hacer realidad esa ilusión que todos tenemos: vencer la batalla al cáncer. Para ello es necesario que la sociedad en general y nuestros gobernantes en particular tomemos conciencia de que está de nuestra mano conseguirlo. Solo hace falta un mayor compromiso.

Pero antes tenemos otros retos que superar en el día a día de las personas con cáncer en varios planos. En la prevención hay que conseguir que el programa cribado poblacional de cáncer colorrectal llegue a toda la población de 50 a 69 años. Nos ayudará a diagnosticar antes la enfermedad y, por tanto, a mejorar la esperanza de vida del cáncer más frecuente, teniendo en cuenta ambos sexos. Entre tanto, muchas personas son diagnosticadas en estadios más avanzados con un peor pronóstico.

En cuanto a la atención a las personas con cáncer y sus familias hay tres retos inmediatos en Aragón. El primero, conseguir que el modelo de radioterapia satélite en Huesca y Teruel sea una realidad y así garantizar el acceso equitativo al diagnóstico y a tratamientos oncológicos. De esta forma se reduciría la variabilidad geográfica en el acceso a los tratamientos del cáncer. Aragón es de las pocas comunidades que no cuenta con esta herramienta en todas sus provincias.

El segundo reto es garantizar unos cuidados paliativos de calidad en el final de la vida. Para ello hay que mejorar la atención integral y multidisciplinar a las personas con cáncer y sus familias en los hasta el último segundo de vida, con especial hincapié en la atención psicológica y social. También debe mejorar la coordinación entre equipos clínicos, con foco en la transición entre Oncología y Atención Primaria, así como asegurar el derecho a la elección de lugar de fallecimiento (sea en el domicilio, la unidad hospitalaria de cuidados paliativos o una residencia de media/larga estancia. Ampliar horarios de atención en cuidados paliativos e incluir el voluntariado especializado en la atención de los mismos también es un objetivo pendiente.

El tercer reto es la atención psicológica. Es necesario proveer de manera directa (asistencia sanitaria) o indirecta (colaboraciones con tercer sector) la atención de las necesidades psicológicas y emocionales tanto de la persona con cáncer como de su entorno más cercano.

Y esta ayuda debe ser durante todo el transcurso de la enfermedad, desde el diagnóstico hasta la supervivencia (incluida) o el duelo, en caso de fallecimiento).