El agua que descargó el sábado sobre algunos municipios de las comarcas de Cuencas Mineras, Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín, "no fue extraordinaria", según explicó ayer el delegado en Aragón de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Amadeo Uriel. Este responsable resaltó, sin embargo, la "mala suerte" que supone el hecho de que la tormenta, que apenas duró dos horas, cayese "en una cuenca en la que hay unos barrancos que luego vierten en la población". Uriel recordó que, según los pluviémetros de la zona, en el río Martín se recogieron 66 litros por metro cuadrado y 58 en el embalse Cueva Foradada. "Solo en Vivel, en torno a las cuatro y media de la tarde, el agua que caía llegó a ser torrencial", añadió el delegado de la Aemet.

Amadeo Uriel explicó que este tipo de tormentas son muy frecuentes en Aragón y, especialmente, en Teruel, que se revela como la provincia más tormentosa de España. En ella confluyen factores muy propicios para estos fenómenos: el intenso calor del verano, la proximidad al mar Mediterráneo y el contraste que se genera entre uno y otro ambiente. El delegado de la Aemet recordó que se trata de fenómenos tan localizados que resultan muy difíciles de predecir con mucha concreción. "Solo se pueden dar avisos generalistas. Lo mejor es seguir la predicción al día", dice Uriel.