Los trabajadores de la fábrica zaragozana de Schindler, que ha sido condenada al cierre por la multinacional suiza de ascensores, irán a la huelga para tratar de revertir esta decisión, que es consecuencia de la deslocalización de la actividad a Eslovaquia, o, al menos, paliar sus efectos. Así lo ha asegurado a este diario el presidente del comité, José Antonio Dieste, al termino de la masiva asamblea de empleados que se ha celebrado este sabado en el sede de CCOO en Zaragoza, a la que ha asistido la práctica totalidad de los 119 empleados afectados por el despido colectivo, así como parte del personal de otras áreas que, de momento, se mantendrán en el complejo que la compañia tiene en el polígono Empresarium del barrio de La Cartuja. El cónclave de la plantilla, que ha durado cuatro horas, ha sido muy conflictivo por las críticas vertidas de una parte de los trabajadores.

La convocatoria de protestas ha salido adelante por «asentimiento» --no ha habido ninguna votación-- a propuesta de la mayoría del comité que conforman CCOO y UGT --11 de los 13 delegados; los dos restantes son de USO--. «Ha sido una asamblea intensa, lo que es normal dado el problema que se nos viene encima. Y ha servido para que los trabajadores expongan un montón de opiniones», ha afirmado Dieste.

Una vez recogidas las propuestas de la asamblea, el detalle y las fechas de las movilizaciones serán concretados este lunes en una reunión de los miembros el comité, ha explicado el presidente de este órgano, quien ha dicho que se ha optado por endurecer la posición ante la imposibilidad de frenar el expediente de regulación de empleo (ERE) presentado hace dos semanas.

EN BUSCA DE SALARIOS MÁS BAJOS

La dirección de la compañía se ha mostrado inflexible hasta ahora en las tres reuniones mantenidas con la parte social, en las que ha reiterado siempre que la decisión de clausurar su actividad productiva en la capital aragonesa es «inamovible» y «estratégica» para el grupo. Lo justifica en razones de eficiencia y competitividad empresarial, lo que se traduce, fundamentalmente, en los menores costes laborales que presenta el citado país del Este europeo que asumirá la carga de producción que se deje de hacer en Zaragoza.

El pistoletazo de salida de las protestas será el próximo lunes 10 de febrero, con la celebración de una concentración por la tarde en la plaza de España. Será el primer gran acto de un calendario de movilizaciones que se desplegará de manera gradual y en el que se intercalarán jornadas de paro, tanto parciales como completos, en los dos turnos de trabajo de la factoría.

MEDIACIÓN DEL SAMA

Todavía no hay fechas concretas para los paros, pero la idea es que se convoquen la próxima semana. Antes de que lleguen a materializarse, empresa y comité serán citados a negociar en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA), como es preceptivo en estos casos, para buscar un entendimiento entre ambas partes que permita dar marcha atrás a las protestas.

En el cronograma de este conflicto laboral hay dos fechas claves. Una, el 22 de febrero, cuando vence el periodo de consultas para la negociación del ERE. Otra, el 30 de abril, el día marcado por la empresa para cesar su actividad en Zaragoza y hacer efectivo el despido colectivo. El comité va a tratar posponer en la media de lo posible ambos plazos.

TENSIÓN EN LA PLANTILLA

Dieste ha reconocido que la asamblea se ha desarrollado en un ambiente de máxima tensión pero no ha querido pronunciarse sobre el motivo de las discusiones por tratarse de «cuestiones internas» y la necesidad de hacer primar la unidad de la plantilla. Otras fuentes presentes en el encuentro han detallado que las desavenencias han surgido por las críticas a la estrategia seguida hasta ahora por el comité. Varios trabajadores han censurado que no se haya dado visibilidad en la calle al conflicto laboral que vive la planta cuando han transcurrido ya 16 días desde el fatídico anuncio de cierre.

El debate giró también sobre si es irreversible o no el cierre y ha habido reproches a la parte social por falta de contundencia y por no permitir que se votaran las propuestas lanzadas por los afectados. Una de ellas planteaba hacer huelgas totales y manifestaciones por las calles de Zaragoza los días en que se reúna la mesa negociadora del ERE.

Sobre esta controversia, la secretaria de la Federación de Industria de CCOO Aragón, Ana Sánchez, ha llamado a la responsabilidad y unidad de los sindicatos de la planta. «No le veo ningún sentido a la división. Hace falta estar unidos porque la presión y la movilización lo son todo para conseguir lo que se busca», ha subrayado.

INDEMNIZACIONES DE 35 DÍAS

La propuesta inicial presentada por la dirección de Schindler en la negociación del ERE contempla indemnizaciones por despido de 35 días por año trabajado, por encima del mínimo de 20 que marca la legislación laboral, según ha podido saber este diario. La compañía también abre la puerta a la recolocación de una parte de los afectados en otros centros de trabajo del grupo en Zaragoza y otros puntos de España, pero no ha concretado por el momento el número de puestos disponibles.

Por otra parte, el comité se reunirá este lunes en torno a las 13.00 horas con el vicepresidente y consejero de Industria del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga.