El paso de camiones y autobuses por la vertiente francesa del puerto de Somport no se regularizará hasta finales de año. En una fecha imprecisa, que podría sufrir demoras si se adelanta el tiempo invernal, camiones y autobuses podrán circular simultáneamente por el tramo que se cerró al tráfico de vehículos pesados a mediados de abril. En aquellas fechas aparecieron grietas en la calzada y en los muros de contención que indicaban que las laderas se movían, debido a la filtración de agua, y amenazaban con provocar el hundimiento de la carretera RN 134, cerca de Les Forges d'Abel.

Sin embargo, Francia establecerá el paso alterno de vehículos de más de 3,5 toneladas a partir de finales del próximo mes de julio, con lo que el tráfico internacional de mercancías y viajeros podrá reanudarse bien avanzada la temporada de verano.

Así lo aseguró ayer en rueda de prensa el subprefecto (subdelegado) de Oloron-Sainte-Marie, Samuel Bouju, que se felicitó de que "Francia esté cumpliendo los plazos inicialmente previstos" para realizar una obra "de gran complejidad técnica".

CRÍTICAS Frente a las críticas de las autoridades y los empresarios de Aragón por la lentitud con que avanzan los trabajos, el representante del Gobierno de París en el Alto Béarn subrayó que "es imposible ir más deprisa". "Se trabaja en una zona poco espaciosa y, por razones de seguridad de usuarios y trabajadores, no se pueden acelerar las obras", añadió. Asimismo, se refirió a que los pilotes y micropilotes inyectados en el terreno se fabrican sobre pedido, en función de las necesidades, lo que obliga a ajustes en el calendario del proyecto.

Los trabajos, que cuentan con un presupuesto de dos millones de euros, se desarrollan en cinco fases. Ahora mismo acaba de iniciarse la tercera de ellas, señaló ayer Jean François Moulin, ingeniero responsable de las actuaciones. Un equipo formado por 10 hombres introduce pilotes en un tramo de 810 metros con el fin de reforzar la calzada y afianzar su solidez. Con anterioridad se ha sujetado el muro de contención superior y la misma operación está pendiente en otra pared situada a un nivel inferior.

"La montaña empuja y en una zona de alta montaña no todo se puede anticipar", insistió Bouju para justificar el ritmo de la reparación del tramo afectado, que ha creado un gran descontento entre los transportistas, que se ven obligados a dar grandes rodeos para entrar a Francia por otros pasos.

La zona más afectada mide unos cien metros de largo, pero el plan de los responsables de carreteras franceses es mejorar un tramo de tres kilómetros, si bien ayer adelantaron que "la calzada no se puede ensanchar".

El valle de Aspe es muy húmedo y lluvioso y, así como en el Pirineo español predomina la roca, allí las montañas presentan una cubierta de tierra inestable que es la que está causando problemas en la carretera RN 134, que comunica el moderno túnel de Somport con Pau.

"Se trata de un asunto de fuerza mayor provocado por varios corrimientos del terreno", tanto bajo la calzada como en la ladera de la montaña, remachó el subprefecto, que mostró el interés de Francia por "preservar los intereses económicos de los usuarios de la carretera".

De ahí que el objetivo principal consista desde el principio en frenar el movimiento de los taludes mediante el refuerzo de los muros de contención y de la misma calzada.

Jean François Moulin afirmó que las fuerzas que provocan el deslizamiento de las laderas y de la base de la calzada pueden provocar la caída de la carretera al precipicio que la flanquea por su lado derecho.

SUELO ARENOSO "El origen del problema está en el agua", manifestó el ingeniero encargado de la obra, que señaló que las laderas están recorridas por varias corrientes de agua, algunas subterráneas y otras que discurren al aire libre, como el torrente de Lacondre.

"El agua siempre será un problema", señaló, por su parte, el responsable de los trabajos, que indicó que se colocará balasto bajo el asfalto para permitir que el líquido fluya y no quede empantanado bajo el firme.

"Este tramo de carretera nunca dejará de dar quebraderos de cabeza a los expertos", dijo, por otro lado, el propietario de una vivienda de turismo rural situada muy cerca de la zona de obras. "El suelo es arenoso, inestable por naturaleza, y tiende a deslizarse", recalcó.