El día en el que el planeta está llamado a reflexionar sobre un asunto de tanta gravedad como su futuo hídrico, la política aragonesa mostró el habitual ataque de nervios que le sacude cuando vuelve a salir a la palestra una amenaza de trasvase. Los protagonistas ayer fueron diversos portavoces del PP y del PSOE, y en una actitud muy poco habitual --aunque en los últimos tiempos lo ha hecho ya en varias ocasiones-- la Delegación del Gobierno emitió un comunicado alejado de lo institucional y muy pegado a la oposición política, en el que arremetió contra las políticas de Zapatero recordando que fue él quien autorizó un mínimo trasvase a las cuencas internas de Cataluña. De este modo, duró poco la unidad que había solicitado el presidente de Aragón, Javier Lambán.

El comunicado de la institución olvidó que ese minitrasvase de 0,62 hectómetros cúbicos al año tenía un carácter «temporal y transitorio» y no se llegó a realizar. Aludiendo al titular de un periódico, el Gobierno, a través de su delegación aseguró que «la calificación de este proyecto como moneda de cambio contra la independencia tal y como hace el presidente de Aragón, Javier Lambán, es una especulación sin ningún tipo de fundamento».

El delegado obvia que en ningún caso se vincula este minitrasvase con la independencia, sino un informe que tiene la Generalitat en el que se contempla el uso del Segarra-Garrigues «con visión de país» y que se contempla para la creación de una biorregión alimentaria.

«El consejero Olona, que acusa de falta de lealtad al Gobierno de la nación, es especialmente injusto con el actual Gobierno pues la decisión fue tomada en el año 2010 por el Gobierno socialista. La consideración de que en un plan de cuenca pudiera existir un déficit hídrico no hace sino constatar un hecho, sin que eso implique la obligación de realizar un trasvase para paliarlo».

Contrasta la defensa de Cataluña en este comunicado con las declaraciones que hacía el hoy delegado del Gobierno y entonces uno de los líderes de la oposición. Entonces, cuando se autorizaba ese trasvase, «estaremos ante la evidencia de que, tal y como viene diciendo el PP de Aragón, los intereses del partido socialista siempre han estado por encima de los intereses de los aragoneses». Ayer, Alcalde decía la calificación de este proyecto como moneda de cambio contra la independencia tal y como hace el presidente de Aragón, Javier Lambán, es una especulación sin ningún tipo de fundamento que parece no tener otra intención que crear confusión y alarma entre los aragoneses». Entonces, afirmaba: «una decisión impuesta de manera bilateral, entre los Gobiernos de España y de Cataluña, cuyas afecciones son evidentes para todas las Comunidades que pertenecen a la cuenca del Ebro»

Antes de este comunicado, el portavoz del PP de Desarrollo Rural, Ramón Celma, criticó que el PSOE actúe como «defraudador arrepentido y humillado» ante la amenaza de trasvase a Cataluña cuando fue el que lo autorizó.

Previamente, el portavoz del PSOE, Javier Sada, había pedido la comparecencia del presidente de la CHE, Raimundo Lafuente, ante la preocupación que a los socialistas les genera la actitud de Lafuente, quien en su opinión se ha puesto «de perfil» cuando debería ser el garante de la defensa del Ebro y de la unidad de cuenca.