Responsables de empresas adjudicatarias y de técnicos implicados en la línea de alta velocidad reaccionaron con incredulidad y sorpresa ante el anuncio de la ministra de que el AVE no superará los 300 km/h. "No es posible que un tren de principios del siglo XXI funcione con las mismas prestaciones que uno construido 15 años antes. De ser así estaríamos ante una monumental chapuza, y no parece que sea el caso", explicó uno de los responsables.

Otros expertos mostraron sus dudas sobre las causas apuntadas desde el Ministerio de Fomento. "Una cosa es que la obra lleve un retraso enorme y haya muchas cosas que se han hecho mal, pero la señalización, los trenes y la catenaria acabarán funcionando", señalaron fuentes del sector.

Los responsables de obra aseguraron que los proyectos, el diseño, la construcción e incluso los materiales empleados en la línea de alta velocidad han estado condicionados a que los trenes alcancen velocidades superiores a los 300 kilómetros por hora. Algunos recordaron que el prototipo del Talgo 350, sobre el que se basan los primeros trenes entregados para la línea, alcanzó los 362 km/h el pasado octubre, y que el propio Rey pudo comprobar en una viaje de pruebas ese mismo mes que el tren llegaba a los 350 km/h entre el túnel de Ballobar y el viaducto de Alcarrás.

Los nuevos presidentes de la compañía Renfe y de la sociedad estatal del AVE (GIF) firmaron el pasado mes de mayo un convenio de colaboración sobre las pruebas de los nuevos trenes AVE en el que reconocen en uno de sus puntos que la línea Madrid-Lérida --donde se realizan los ensayos-- ha sido diseñada para alcanzar "velocidades superiores a los 300 km/h". Los dos máximos responsables de los ferrocarriles españoles, tanto de su explotación como de su gestión, han sido nombrados por el PSOE y han dejado en evidencia una clara contradicción con las declaraciones de la ministra.

Las citadas fuentes pusieron en evidencia las salvaguardas legales de los contratos firmados con las contratistas cuyo trabajo es cuestionado por Fomento. Así, explicaron que el suministro e instalación de la catenaria se condicionó al compromiso de que se homologara a velocidades superiores a los 300 km/h, por lo que la responsabilidad final recaería en ellas. No obstante, señalaron que el material ya está respondiendo, por lo que sólo falta demostrar que el novedoso sistema de señalización ERTMS funciona para que los trenes pueden llegar en una primera etapa a alcanzar los 300 km/h y en una segunda hasta 350. Las pruebas están dando resultados positivos, según pudo saber este diario.

Responsables de empresas implicadas explicaron que ningún tren ha llegado a circular por los 444 kilómetros de la línea a las velocidades máximas, por lo que entienden que no se puede afirmar lo contrario. Las pruebas se centraron antes de la apertura en el tramo comprendido entre Pina y Montagut y se superaron los 350 km/h. Una de las futuras lanzaderas viajó a 250 km/h --su velocidad máxima-- entre Calatayud y Guadalajara en mayo sin incidencias.