ETA atentó en Aragón durante 31 largos años (desde 1979 al 2010) en los que dejó un sangriento rastro de 16 víctimas mortales. Por su estratégica situación y por ser una importante plaza militar (la segunda de España tras Madrid), Zaragoza se convirtió desde fines de los años 70 en un blanco recurrente de la banda terrorista. A favor de esta siniestra predilección estaba el hecho de que la capital aragonesa, muy bien comunicada con el resto del país, ofrecía una escapatoria rápida y fácil tras cada golpe mortal.

ETA se estrenó en Aragón hace 38 años, el 23 de agosto de 1979, cuando colocó una bomba en la Société Générale de Banque d’Espagne. Fue un comienzo suave, sin víctimas, dado el historial del grupo armado, pero en 1987 obtuvo un récord mortífero al asesinar a un total de 13 personas.

Dos de ellas fueron dos militares que viajaban en un autobús que los llevaba a su trabajo en la Academia General Militar de Zaragoza, en el mes de enero. Un coche bomba estalló al paso del vehículo, a la altura de la iglesia de San Juan de los Panetes, con la intención de causar una carnicería, pues otras 40 personas resultaron heridas de distinta consideración en el atentado.

El 11 de diciembre del mismo año, se produjo la matanza que la organización iba buscando. ETA atacó en esa ocasión la casa cuartel de la Guardia Civil ubicada en la avenida de Cataluña. Un vehículo cargado con 250 kilos de amonal explotó y provocó la muerte de 11 personas, entre ellas cinco niñas. Los autores fueron cuatro etarras franceses, entre ellos el sanguinario Henri Parot.

La banda volvería a usar la táctica del coche bomba en más ocasiones, pero no consiguió sus fines. En octubre de 1991, los terroristas Urrusolo Sistiaga e Idoia López se vieron forzados a abandonar una furgoneta en la calle Lastanosa del barrio zaragozano de Delicias. El vehículo, que transportaba 35 kilos de amosal y tornillería, se averió y, al no poder continuar, los etarras huyeron del lugar. Antes de acabar el año, en diciembre, fue localizado otro coche bomba. Y, en 1999, se interceptaron en la A-2 dos furgonetas con 1.700 kilos de explosivos, la caravana de la muerte.

En el 2000, ETA mató en Sallent de Gállego, mediante una bomba lapa adosada a un coche patrulla, a los agentes de la Benemérita José Ángel de Jesús e Irene Fernández, la primera mujer de la Guardia Civil muerta en una acción de la banda.

En el 2001, la organización terrorista asesinó a tiros en la calle Hernán Cortés de Zaragoza al presidente del PP en Aragón, Manuel Giménez Abad, cuando iba con uno de sus hijos a presenciar un partido de fútbol del equipo local.

El último atentado que afectó mortalmente a Aragón fue, paradójicamente, fuera de su territorio, en la ciudad navarra de Sangüesa. Allí fueron asesinados dos policías nacionales, uno de ellos Julián Embid, nacido en el pueblo zaragozano de Sabiñán.