Las compañías Uber y Cabify, que operan en Barcelona a través de licencias VTC (alquiler de vehículos con conductor), anunciaron ayer la suspensión temporal de su actividad en la capital catalana a raíz de las agresiones sufridas durante una manifestación de taxistas. Unauto, que representa al sector de las VTC, ha denunciado que los episodios de violencia vividos ayer en las calles de Barcelona son de una gravedad extrema, dado que no sólo se ha atacado a los vehículos de estas dos compañías, sino también a sus conductores y pasajeros.

El presidente de esta asociación, Eduardo Martín, afirmó que el sector de la VTC está recopilando todos los casos de agresiones a conductores, pero dijo que se han vivido «muchas» hoy. Al respecto apuntó que tiene constancia de «dos agresiones graves», cuyas víctimas tuvieron que ser trasladadas a hospitales. «A un conductor le han quemado con ácido en la cara, con el que usan para quemar la pintura de los vehículos, y a otro le han dado una paliza y ha sido trasladado inconsciente al hospital», detalló Martín. «Viendo las escenas y el clima de alta tensión de hoy en Barcelona las empresas del sector hemos entendido que lo más razonable era suspender la actividad hasta que la situación se normalice».

Según Martín, además de estas agresiones, la jornada también se saldó con «patadas, pedradas y espejos rotos» a vehículos de Uber y Cabify, algunos de cuyos conductores han sufrido «ataques de ansiedad».

El colectivo de taxistas de Barcelona, que hoy tiene previsto continuar la huelga iniciada ayer, está en pie de guerra contra el modelo del alquiler de vehículos con conductor porque sostienen que ahora hay 1.437 licencias de este tipo en el área metropolitana de Barcelona por 10.523 de taxis, pero auguran que en septiembre y octubre pueden autorizarse otras 2.300 licencias de VTC, un factor que creen que pondrían en peligro sus empleos.