El corredor central estará incluido en la Red Básica de la Unión Europea. Pero el túnel de baja cota, necesario para conectar con Francia, y que atravesará los Pirineos, tendrá que esperar. Su financiación estará garantizada a partir del 2023. Su construcción deberá concluirse antes del 2030. Así lo anunciará hoy mismo Siim Kallas, presidente de la Comisión de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo. El mapa contemplará también el eje Atlántico y el Mediterráneo, además del Cantábrico-Mediterráneo --pasando por Teruel y Zaragoza--. En el mapa definitivo figurará a su vez el Canfranc, dentro de la llamada Red Global.

El anuncio tiene un sabor agridulce. Por una parte es positivo porque la travesía se mantiene entre las redes transeuropeas, algo que se había llegado a cuestionar en los últimos días. Pero por otra, supone una ampliación de los plazos de ejecución. Entre otras cosas porque el túnel ni siquiera tiene proyecto. Algo que no ocurre con el tan temido Corredor Mediterráneo, cuyo paso pirenaico está ya hecho y en activo y las obras que se deben realizar para adecuar la vía son menores.

TRAMPA Así que la inclusión del corredor central tiene trampa porque la vía solo iría de Algeciras a Zaragoza, un recorrido que está ya funcionando, aunque con sistemas ferroviarios antiguos. Pero no la travesía, que deberá aguardar a que todos los informes y los proyectos estén finalizados. De hecho, hoy mismo el ministro de Fomento, José Blanco, visitará Zaragoza para comprometerse con la ejecución de los trámites administrativos previos para garantizar que las obras puedan iniciarse en el 2023. Lo hará en un acto que se celebrará en la Cámara de Comercio, y al que según fuentes de la DGA, no se ha invitado a nadie del Gobierno de Aragón.

En total, la Unión Europea gastará unos 40.000 millones de euros en los proyectos que considere "prioritarios" para el marco presupuestario del periodo 2014-2020 y que sean difíciles de financiar con fondos privados o sólo con los presupuestos estatales. De esta cantidad, 21.700 millones están reservados a una decena de corredores transfronterizos de transporte de mercancías que unan regiones estratégicas de Europa, a los que hay que añadir otros 10.000 millones procedentes de los fondos europeos de cohesión.

MÁS LENTOS Y ahí estarían precisamente los corredores Mediterráneo, el Central o el Atlántico. Pero no el paso pirenaico, que pasa a un segundo nivel. Su velocidad será más lenta porque es el punto técnicamente más conflictivo y porque en los últimos años apenas se ha avanzado en los proyecto, debido a las reticencias de Francia. Así que la construcción del túnel no será una realidad hasta pasado el 2020.

El anuncio de hoy podría considerarse un mal menor, si se tiene en cuenta que el peligro de la TCP no era otro que el de desaparecer. Pero la reivindicación de Aragón, primero con el Gobierno del PSOE y ahora con el PP, siempre ha sido que el proyecto fuese prioritario. El anterior presidente del Ejecutivo, Marcelino Iglesias, fue uno de los mayores defensores durante sus años de mandato, pero se encontró siempre con el desdén de Francia y también con el de su propio partido, con el ministro Blanco a la cabeza, con el que tuvo sonados desencuentros. Lo mismo ha sucedido con Luisa Fernanda Rudi, que ante la premura de la decisión ha redoblado esfuerzos en el último mes.

El corredor central fue incorporado hace años a la lista de proyectos prioritarios, el llamado Eje 16, por la entonces comisaria europea de Transportes, la española Loyola de Palacio, fallecida en el 2006. A pesar de todos los esfuerzos, de los encuentros bilaterales, de las reuniones y de las conferencias en las que se ha mostrado la importancia de la TCP, el túnel, parte esencial del proyecto, queda ahora al albur de futuros gobernantes, pero por primera vez en mucho tiempo, con una financiación garantizada. Aunque no llegue hasta pasado el 2020.