El responsable de UGT en el comité de empresa de Schindler, Juan Carlos Sánchez, aseguró ayer que "no estamos en contra de la decisión de la compañía y valoramos el que se quede en Zaragoza, aunque mantenemos dudas sobre el procedimiento". Según Sánchez, los representantes de los trabajadores "nos enteramos el pasado lunes del acuerdo y nos hubiera gustado conocer a priori el convenio urbanístico, que todavía no hemos visto".

El representante sindical añadió que habitualmente los convenios exigen el mantenimiento de los puestos de trabajo pero "nos gustaría haber podido conocer las proyecciones de futuro" que plantea el traslado. A juicio de Sánchez, "gran parte de los trabajadores vive cerca de la actual ubicación de la fábrica y sería necesario aclarar qué tipo de transporte se prepara para acceder al nuevo polígono". En la retahíla de dudas que expresó el representante de UGT también destaca si existirá o no comedor en las nuevas instalaciones "ya que muchos trabajadores tienen jornada partida"."Si se resuelven esas dudas, no tenemos ningún problema ante el traslado", resumió Sánchez.

Este periódico no pudo contactar ayer con el responsable del comité de empresa para conocer su opinión sobre la iniciativa de la multinacional. En Schindler, la correlación de fuerzas sindical otorga 9 representantes a CCOO y 8 a UGT.

El Grupo Schindler en España adquirió las instalaciones y la cartera de clientes a la antigua Giesa a finales de la década de los 80 y en los últimos años ha destacado por un incremento de beneficios netos espectacular. Desde los 3 millones de euros conseguidos en el ejercicio del 99, hasta los 20,2 millones del 2002.

Sin embargo, el empleo no ha evolucionado con los mismos parámetros. Giesa llegó a tener unos mil trabajadores. Hace sólo 16 años la plantilla de la empresa rondaba los 800 y ahora, como Schindler alcanzan los 450. Aunque dentro del mismo recinto fabril otra empresa del grupo --Simsa-- mantiene 60 empleos que dan servicio de campo y ventas de un determinado modelo de ascensor.