En la última cumbre de la UE en Sibiu (Rumanía), el presidente de Francia, Emmanuel Macron, resumía de esta forma lo que está en juego este 26-M en Europa: «Más de 400 millones de ciudadanos podrán votar en unas elecciones esenciales. Se enfrentan a una alternativa clara. Votar por proyectos que quieren seguir construyendo Europa de forma diferente o proyectos que quieren destruir, desmantelar Europa y regresar al nacionalismo».

Sus palabras evocan un temor compartido en la UE: que ultraderecha, populistas y euroescépticos consigan dejar de lado sus diferencias y lleguen a formar un bloque unido e influyente que paralice la actividad legislativa en la Eurocámara y complique la negociación política, como ya han hecho en los últimos meses en el Consejo los gobiernos de Italia y Hungría bloqueando acuerdos en materia migratoria.

Esta última legislatura, los tres movimientos han estado divididos en tres grupos. En primer lugar, la Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD), donde comparten bancada los euroescépticos británicos, el antisistema Movimiento 5 Estrellas italiano o el partido de extrema derecha alemán AfD. En segundo lugar, los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR en inglés), donde se sientan los tories británicos, los conservadores polacos de Ley y Justicia (PIS), los Verdaderos Finlandeses y los nacionalistas flamencos de la N-VA.

Por último, la Europa de las Naciones y Libertades con el FPÖ austriaco, el PVV holandés de Geert Wilders, Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen y la Liga de Matteo Salvini a bordo. «La derecha radical y los extremistas contaban con un total de 154 eurodiputados electos en el 2014, el 20% de los 751 escaños» pero «en el 2019 podrían ser en torno a 170 y representar entre el 22% y el 25% de los escaños», explica el profesor de la facultad de Science Po, Sylvain Kahn, en un análisis de la Fundación Robert Schuman.

EL UMBRAL DEL 30%

Hay estimaciones que elevan incluso ese porcentaje al 30%, el umbral a partir del cual un grupo podría empezar a paralizar y bloquear la actividad, aunque «la probabilidad de que esta familia obtenga una minoría de bloqueo es casi nula», opina Kahn. Aun así, de conformar un gran grupo podrían presidir comisiones parlamentarias, liderar propuestas e informes, influir en la agenda parlamentaria, acceder a más recursos e incluso en la designación de altos cargos.

Los últimos sondeos auguran que el RN de Le Pen afronta esta recta final de campaña por delante de En Marche de Macron. La Liga podría hacerse con un tercio de los asientos de Italia e incluso el nuevo partido del brexit de Nigel Farage podría lograr 28 de los 73 escaños en juego en el Reino Unido, que votó ayer. «Si toda esta gente consiguiera formar un grupo parlamentario, evidentemente nos encontraríamos con el segundo grupo de la Cámara, pero creo que esto no va a pasar porque aunque parezcan iguales hay muchas gamas y colores», asegura un alto cargo del Europarlamento.

LA INCÓGNITA DE ORBÁN Y VOX / Como cabeza visible de este potencial grupo destaca Salvini, convertido en el gran referente de la extrema derecha y capitán de la Alianza Europea para los Pueblos y las Naciones. A su llamada por la unidad de la ultraderecha y contra la inmigración acudieron una docena de partidos y dirigentes: Le Pen, Wilders y representantes del AfD alemán, el austriaco FPÖ, el Vlaams Belang flamenco, el Partido Popular danés, el ECRE estonio y los Verdaderos Finlandeses. Hubo, no obstante, bajas destacadas, como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el polaco del PIS Jaroslaw Kazynski, que no han aclarado en qué grupo militarán. Tampoco estuvo Vox, que podría hacerse con cuatro o cinco escaños.

«Hace cuatro o cinco años se unieron, pero eran todos marginales. Hoy tienen a varios partidos en los gobiernos y aun así todavía no pueden conseguir sumar a más partidos. ¡Esa debería ser la noticia!», sostiene el politólogo holandés Cas Mudde, que duda de un eventual frente común por las divergencias que mantienen ante las sanciones a Rusia, la política migratoria, el comercio o el grado de integración europea.

Las últimas proyecciones de Europe Elects auguran que el nuevo hemiciclo seguirá estando dominado por el PPE (173 de 751 escaños), aunque sufrirá un importante retroceso (perdería 43) y dejará de ser el poderoso partido que ha liderado la arquitectura europea con tres presidentes: Consejo (Donald Tusk), Eurocámara (Antonio Tajani) y Comisión (Jean-Claude Juncker). También tendrán menos peso los socialdemócratas (S&D), hasta rondar los 150 escaños (ahora tienen 184). Ambas fuerzas perderán por primera vez el duopolio que han mantenido y no sumarán el 50% en la Cámara. Eso significa que estarán obligados a negociar con otras fuerzas. Ahí es donde podría entrar en juego una gran coalición con los dos partidos llamados a despuntar en estos comicios: la nueva alianza Liberal-En Marche, que podría rozar e incluso superar los 100 escaños, e incluso Los Verdes que podrían hacerse con entre 54 escaños y 59 escaños.