A lo largo de los últimos años, la extrema derecha ha crecido de manera espectacular en todos los países europeos y tiene ahora como principal objetivo entrar con fuerza al Parlamento Europeo en las elecciones del 26 de mayo. Las encuestas auguran que lograrán su objetivo.

Pero los sondeos no siempre son de fiar y una muestra de ello fue el revés que, respecto a los vaticinios de algunas encuestas, sufrió en las elecciones Vox, a pesar de haber entrado por primera vez en el Congreso y con nada menos que 24 diputados. Las expectactivas del partido de Santiago Abascal, sin embargo, eran mucho más optimistas, casi triplicaban esa cifra.

Con este resultado, los ultraderechistas españoles se colocan a la cola de las formaciones de extrema derecha más relevantes de Europa, superados en porcentajes de votos por todas las fuerzas afines a su ideología excepto en Grecia, con Amanecer Dorado, que logró en las últimas elecciones legislativas el 7% de los votos.

En los comicios del domingo, Vox obtuvo el 10,26% de las papeletas, nada mal si se tiene en cuenta el crecimiento que ha tenido entre el electorado en tan poco tiempo, un apoyo, sin embargo, que está lejos del que han logrado en las urnas otros partidos de extrema derecha o populistas de derecha en el resto del continente.

Los que encabezan la listas de más apoyos son el Fidesz de Hungría, del primer ministro Viktor Orbán, con el 44,7%; el PIS de Polonia, con el 37,6%; o el FPÖ austriaco, que en las últimas elecciones logró el 26%. Todos estos partidos además forman parte de sus respectivos gobiernos, ya sea en solitario, como es el caso de los dos primeros, o en coalición, en el caso de Austria.

En porcentaje de votos, las huestes de Abascal se han quedado a diez puntos del partido de Marine Le Pen en Francia, a siete de la Liga de Matteo Salvini en Italia, y también a siete de los ultras finlandeses o suecos. El Partido para la Libertad (PVV) holandés de Geert Wilders logró en los últimos comicios el 13.1%, mientras que Alternativa para Alemania (AfD), de Jörg Menthen, un 12,6%.

Vox recibirá 2,11 millones de euros en subvenciones públicas por los 24 escaños con los que se va a estrenar en el Congreso y por los votos cosechados en las generales. Según la normativa en vigor, el Estado subvenciona con 21.167,64 euros cada escaño del Congreso y del Senado, con 81 céntimos de euro cada voto obtenido en la Cámara baja por las candidaturas que obtienen escaño y con 32 céntimos el mismo concepto en la Cámara alta. Así, los 24 diputados le reportarán al partido de Abascal 508.023,36 euros, a los que hay que sumar los 1.610.366,67 euros por los 1,98 millones se sufragios que se han traducido en escaños.

En concreto, Vox ha conseguido representación en 18 provincias españolas: todas las andaluzas salvo Huelva y Jaén (6 diputados), así como en Badajoz (1), Ciudad Real (1), Toledo (1), Zaragoza (1), Baleares (1), Asturias (1), Alicante (2), Valencia (1), Madrid (5) y Barcelona (1), Murcia (2), Valladolid (1).

Un 8,94% de los electores de Salou escogieron la papeleta de Vox, convirtiendo así a esta población en la localidad catalana en la que la formación de extrema derecha obtuvo mayor proporción de votos. Vila-seca, también en Tarragona, es el segundo municipio en el que recabó más papeletas, 922, el 8,42%, quedando en quinta plaza.

Al contrario de lo que se podría pensar, en poblaciones con una alta tasa de inmigración el apoyo a Vox fue escaso. En Guissona (Lérida), donde según el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) un 50,84% de la población es extranjera, apenas obtuvo el 1,33% de los votos.

En Lloret de Mar (Gerona), donde el 35% de la población es de origen extranjero, fue la octava fuerza, con el 4,92%. Este patrón se repite en la mayoría de municipios catalanes con una tasa de inmigración superior al 30%, como Salt (Gerona), donde el partido de extrema derecha amasó el 4,79% de lo escrutado; la localidad gerundense de Castellón de Ampurias (5,72%) o, en la misma provincia, en La Escala (3,28%).