En el término municipal de Zaragoza, en el kilómetro 2,8 de la carretera de Castellón, pegado al depósito de vehículos de la Policía Local, al lado de un almacén de FCC y muy cerca de las cocheras de TUZSA, se acumulan alrededor de 35.000 metros cúbicos de tierras contaminadas por plomo, níquel, mercurio, cianuros, litio, sulfuros y cadmio. La abandonada fábrica de Industrias Químicas Inorgánicas Virval, S.L. se asienta en una superficie de unos 10.000 metros cuadrados accesibles y abiertos, junto a huertas de alfalfa y en el terreno fluvial del Ebro. Y cuenta con varias construcciones ruinosas y transitables. En una de ellas se amontonan cerca de 70 bidones de 200 litros cada uno presumiblemente de aceites y grasas peligrosas.

La contaminación es tal que solo los niveles de plomo analizados de la tierra amontonada multiplican por 18 los permitidos. Así consta en un informe que hace tres años se envió al Departamento de Medio Ambiente del Gobierno aragonés para que tomara cartas en el asunto, y que los actuales responsables dicen desconocer. Asimismo, y con los mismos datos, se acudió al ayuntamiento para informar de la situación con el objetivo de presionar para que los propietarios de los terrenos solucionaran el problema.

Sin embargo, desde que dejara de funcionar la fábrica a primeros de los años 90 aquello ha ido empeorando hasta encontrar hoy con un lugar fantasma y con rastros de haber sido ocupado recientemente por jóvenes en juergas nocturnas e incluso, aseguran quienes pasean por allá, haber sido okupado. No está vallado ni existe un cartel que informe que aquello fue una fábrica de productos químicos. Las pintadas, grafitis, botellas y cenizas --visibles incluso junto a los bidones de aceite solidificado-- y restos de talleres de reparación de vehículos esparcidos por el exterior, así como la acumulación reciente de todo tipo de residuos que en los últimos años se han ido depositando, evidencian que el lugar es usado por quienes desconocen el peligro. Llama la atención todo ese trajín por tratarse de un lugar peligroso para la salud de las personas y del medio ambiente.

LA FÁBRICA En concreto, la fábrica está levantada en varias parcelas del polígono 68 ubicadas en suelo considerado como industrial. Los residuos al aire libre se amontonan como si de simple tierra arenosa se tratara en dunas de una media de tres metros de altura, de un aspecto terroso con tonalidades de color cobre variable y textura esponjosa. Se calcula que el volumen tóxico es más de 35.000 metros cúbicos.

Esta empresa se dedicaba a la fabricación de sales de bario y sulfuro de sodio (al menos así consta en sus pedidos), pero en su información mercantil pone como objeto social la extracción de minerales para productos químicos y fertilizantes. La empresa cerró hace unos 20 años. De hecho, en 1993 se produjo un cambio en la titularidad y en el 2006 aparece el cierre provisional con una ejecución de Hacienda en el 2008. Fuentes consultadas aseguran que el suelo fue adquirido mediante subasta hace años. Por lo que serían estos últimos titulares los encargados de ponerle solución.