"Esta es una nueva clase de terrorismo. Fue dirigido contra civiles, a gran escala, con ataques múltiples espectacularmente coordinados. Imitó al 11 de septiembre en estos aspectos, sea obra de ETA o sea de militantes árabes. (...) Esto plantea nuevos problemas a los gobiernos. Tienen el problema práctico de proteger a sus ciudadanos de un tipo de ataque que es casi imposible de prevenir. Tienen problemas legales para equilibrar la persecución de terroristas y las libertades civiles. Y tienen el dilema político de inflar el miedo de que estamos viviendo una era de peligro. (...) Pero el objetivo de atacar a civiles es justo eso, provocar un miedo extendido, una sensación de miedo generalizado y una convicción de impotencia gubernamental".