Las únicas sonrisas que se vieron ayer en las inmediaciones del hotel Palafox, en Zaragoza, donde el PP celebró su noche electoral las provocaron los tres goles de Marc Gual y la victoria del Real Zaragoza en Córdoba. Fue el momento más alegre de una noche electoral entre los populares donde reinaron las caras largas, el silencio y la decepción.

«Hemos trabajado un montón», se lamentaba entre lágrimas la concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza, María Navarro, y número 2 del partido en el consistorio. Las caras largas, un ambiente tenso y la calma que precede a la tormenta dominaron las horas previas a la comparecencia de Eloy Suárez y Luis María Beamonte.

Se había previsto un despliegue en el Palafox, pero al final todo terminó plegado. En la planta baja del hotel, donde se preveía el acto, ausencia total. Solo camareros y algún compañero de comunicación. Dos plantas más arriba, los medios seguían los resultados en una sala y, mientras tanto, ni rastro de los populares. Eran casi las 22.00 horas y nadie había hecho acto de presencia. Todos estaban refugiados en la sede del PP, a escasos metros del hotel, a la espera de que Casada hablara en Madrid.

Los resultados, conforme avanzó el escrutinio, no invitaron a la algarabía. El gran salón del Palafox, digno de las mejores noches de fiesta y de amplias celebraciones, se quedó muy vacío. Frío. Militantes y simpatizantes arroparon con tímidos aplausos a los populares cuando pasaban de las 00.00 horas. «Sois los mejores», se animó a decir alguien. Un poco de aliento en medio del desencanto.