Los agentes de la Unidad de Apoyo Operativo (UAPO) no entienden el empeño de Zaragoza en Común (ZeC) por cambiarles de nombre y de uniforme para hacer exactamente lo mismo que ahora. La concejala delegada de la Policía Local, Elena Giner, quiere que se conviertan en una unidad cercana y flexible. Desde la unidad aseguran que ya lo son y dicen que prueba de ello son los servicios que realizan a diario y que nada tienen que ver con las funciones de antidisturbios, matizan. En el 2017 estuvieron más de 20.000 horas patrullando el barrio Oliver para evitar los habituales conflictos de convivencia, prácticamente las mismas que en el 2016. Lo hicieron a pie, como Giner quiere que lo haga la Unidad Refuerzo Flexible (URF), como han sido rebautizados.

Aunque llegan en sus furgones y de seis en seis, también están a pie en los parques, donde en el 2017 firmaron unas 1.000 denuncias por orinar en la calle y actos similares. Más de 1.500 las pusieron por peleas y alteraciones del orden público, destrozos en el mobiliario o faltas de respeto a los agentes. Destacan las 700 por tenencia de drogas y consumo (850 en el 2016) y las 40 por posesión de armas (66).

Los agentes lamentan que se haya tratado de afear su imagen por el mero hecho de tener un uniforme parecido al de los antidisturbios y estar preparados para ello. «No nos dedicamos a eso», aseguran. De hecho, entre sus servicios no se encuentra ningún registro de haber realizado una actividad que se le parezca, aunque sí que han participado en operaciones, a solicitud de la Policía Nacional y «respetando las competencias de cada cuerpo».

El año pasado hicieron más de 1.500 servicios en las puertas de los colegios. Otros 16.000 -también a pie- por las calles y plazas, sobre todo durante la noche, y más de 7.000 en los parques. En el 2017 realizaron 4.200 pruebas de alcoholemia, frente a las 5.400 del 2016, e interpusieron unas 650 y 950 multas de tráfico en cada año. Unas cifras que reflejan que las funciones de la UAPO ya son «cercanas», lo que no quita que puedan actuar en casos especiales, para los que están formados.

«Somos los que vigilamos que haya orden durante un botellón, los que acudimos a una pelea o estamos en todos los eventos con grandes concentraciones». Insisten en que no son una unidad de orden público, pero que sí cuentan con formación para ello porque «nosotros estamos siempre» hasta que se requiere la presencia de la Nacional.