No fue un proceso fácil. Más bien tortuoso. Se cumplen 30 años desde que Aragón iniciase su camino hacia la autonomía. Un modelo que ahora algunos ponen en duda por su coste. Para la comunidad este periodo ha significado un notable incremento de sus competencias. El primer estatuto se aprobó en 1982. Le sucedieron dos reformas hasta llegar al último texto, que entró en vigor el 23 de abril del 2007.

El 10 de julio de 1977 se constituyó en en Teruel la asamblea de parlamentarios de Aragón. Aún resonaban los sables y los miedos. Se decidió elaborar un Estatuto de Autonomía para Aragón. Al tiempo, se negociaba la autonomía provisional y se elegía a los miembros de la Diputación General. Así comenzó el proceso, recargado de lentitud. El sentir de los ciudadanos de la comunidad tuvo su reflejo en la gran manifestación del 23 de abril de 1978: 120. 000 personas llenaron las calles de Zaragoza. Pero la solución estaba aún lejos.

VÍA RÁPIDA El objetivo era alcanzar la autonomía por el artículo 151 de la Constitución, la denominada vía rápida. No fue así. El Gobierno de UCD impuso el 143 en 1980. Los intentos por desbloquear la situación desembocó en la creación de la Mesa de Partidos. Ahí se elaboró un primer anteproyecto con 31 bases. Se constituyó una Asamblea mixta el 13 de junio de 1981, en el Monasterio de San Juan de la Peña, que dio el visto bueno a esas bases y así se comenzó a redactar el primer proyecto de Estatuto.

La ponencia se reunió el 25 de junio de 1981 en el Parador de la Concordia de Alcañiz, donde se preparó un texto que recibió el visto bueno los días 6 y 7 de julio. Finalmente, y no con pocos problemas políticos y conflictos entre los partidos aragoneses, en el Boletín Oficial del Estado del 16 de agosto de 1982, publicó la Ley Orgánica 8/1992 de 10 de agosto, el Estatuto de Autonomía de Aragón. Así empezó su andadura la autonomía de la comunidad. Primeros pasos hacia el autogobierno con su organización institucional, sus competencias, su administración pública, su economía y su hacienda. Todo ello plasmado sobre el papel.

Luego llegaron dos reformas. La primera en 1994. Trajo las competencias en educación y en el Inserso. Casi a la vez que se tramitaba la reforma corta se empezó a elaborar otra más amplia. Mientras, se sucedían las movilizaciones a favor de la autonomía plena y en contra de los trasvases del Ebro previsto en el Plan Hidrológico Nacional de Josep Borrell. El nuevo texto se pactó en 1994, el mismo año que entró en vigor la reforma corta. El resultado fue el traspaso de la sanidad en 1996 no solo a Aragón, sino al resto de comunidades de vía lenta.

Hubo que esperar hasta el 2007 hasta la aprobación del Estatuto de autonomía del que actualmente goza Aragón. Tras cinco años de intenso trabajo en las Cortes y en el Congreso, el texto se publicó el 23 de abril tanto en el Boletín Oficial del Estado como en el de Aragón (en una edición especial). Suponía ahondar en el autogobierno de la comunidad. Recibió el apoyo de todos los partidos salvo CHA.

Se reconoce a la comunidad como una nacionalidad histórica y se hace referencia al Reino de Aragón y al Derecho Foral. Además, se elevaron a rango estatutario las comarcas. También se creó la comisión de bilateral de cooperación Aragón-Estado, con la posibilidad de colaboración en planificaciones de infraestructuras.

Después de todo este largo camino, ahora el Gobierno del PP recupera viejas aspiraciones recentralizadoras. "Llegar al 2007 nos costó sudor y lágrimas. Treinta años después lo que supuso una gran ilusión, se ha convertido en desilusión porque los ciudadanos no acaban de entender las ventajas del autogobierno", afirma José María Mur (PAR), expresidente de las Cortes (1999-2003).

COSTOSO "El proceso fue muy costoso y complejo. Sería un auténtico error dar pasos atrás en la autonomía. Algo que no nos podemos permitir. Ahora está mejor, pero vamos a tener que pelear porque lo conseguido", indica Emilio Gastón, Justicia de Aragón entre 1988 y 1993.

Para el diputado Bizén Fuster (CHA), es evidente que los avances logrados han ido en beneficio de Aragón. "La autonomía es irrenunciable. Es tiempo para gestionar más y mejor y eso se hace de forma más eficiente desde las comunidades autónomas", apunta. De todas formas, el socialista y exedil zaragozano Luis García Nieto, apuesta también por hacer una "reflexión" para que el funcionamiento de los gobiernos regionales se adapte realmente a las necesidades de los ciudadanos y se eviten "despilfarros".

En opinión de Adolfo Barrena (IU), lo que se ha conseguido es sentar las bases para desarrollar "la capacidad de autogobierno que permite la Constitución". Pero advierte de que en los últimos meses "se está produciendo una involución y corre peligro la autonomía".

El primer presidente del Gobierno de Aragón (1978-1981), Juan Antonio Bolea, insiste en que las comunidades autónomas no pueden aplicar sus políticas al dictado de lo que dice Madrid. "No me cabe en la cabeza que se puedan suprimir. Espero que lo que está sucediendo en la actualidad sea algo coyuntural y que una vez superemos la crisis se vuelva a la normalidad".

Pese a todo, tal día como hoy, día de San Jorge, Aragón no solo festeja su patrón, también una larga lucha por la consecuencia de una autonomía, que es triunfo y resultado de la reivindicación de todos los ciudadanos.