Uno de los hombres que gestó aquel inolvidable y maravilloso equipo de la Recopa, paradigma del fútbol total en los 90, que hacía felices las noches y que desencadenó uno de los momentos de mayor satisfacción colectiva de la historia de la ciudad, regresa a casa. En la primera salió a hombros y se labró un prestigio merecidísimo, en la segunda probó el sabor del despido. Ahora llega la tercera. Víctor Fernández vuelve al Real Zaragoza con el equipo hundido en puestos de descenso a Segunda B, el objetivo de salvar una situación extrema y recuperar el ánimo que el discurso de Alcaraz ha dejado tan adormilado.

Víctor afronta un desafío valiente, con mucho cariño que ganar si sale triunfador o mucha reputación que perder si el cuento no es de hadas. El pasado en el fútbol no existe. Ni siquiera para alguien tan legendario. Su llegada es un golpe de efecto. Pero, como a todos, se le pedirán buenos resultados. Le han llamado para ganar.