El voto nuevo, procedente de los electores jóvenes y de antiguos abstencionistas, fue el gran granero del incremento del voto socialista del pasado domingo. La inmensa mayoría de los más de dos millones y medio de españoles que no habían votado hace cuatro años y sí lo hicieron en esta ocasión se decantaron por la papeleta del PSOE.

Con ser este incremento de la participación electoral muy significativo, aún lo fue más el ascenso de los sufragios logrados por los socialistas: casi tres millones de votos.

Teniendo en cuenta además que no todo el voto nuevo fue a parar a las arcas del PSOE, es evidente que el partido de José Luis Rodríguez Zapatero creció en buena parte a costa de la fuga del apoyo a los otros partidos, fundamentalmente PP e IU, sin olvidar al Bloque Nacionalista Galego (BNG), que perdió nada menos que 100.000 votos.

El incremento espectacular del apoyo al PSOE (un 37,77% sobre los conseguidos hace cuatro años) no ha ido paralelo a la pérdida de apoyo por parte del PP, que ha visto evaporarse menos de 700.000 sufragios, que no representan ni siquiera el 7% de los votos de hace cuatro años.

SUBIDA DEL PP EN MURCIA Es importante destacar que, mientras los socialistas han logrado más papeletas en todas y cada una de las 17 autonomías, el PP no las ha perdido en todas por igual e incluso los ha incrementado en dos, Murcia y en Baleares, aunque en éstas de manera casi insignificante.

Los trasvases directos entre dos partidos rivales no son habituales en unas elecciones. Más corrientes son los trasvases hacia y desde la abstención, que actúa en buena parte como paso previo al apoyo a la formación rival en las elecciones siguientes. Sin embargo, a nadie se le escapa que las elecciones del pasado domingo no fueron normales, pues se celebraron en un ambiente de rebelión popular ante lo que se consideraba un abuso de poder. En estas circunstancias excepcionales el PP perdió el 6,69% de los casi diez millones y medio de votos conseguidos en el 2000. En números redondos, el partido de Aznar se dejó casi 700.000 papeletas en el camino.

Y como consecuencia de esta excepcionalidad --que se tradujo en un auténtico vuelco electoral-- es indiscutible que muchos de los votos perdidos por el PP engrosaron la cosecha socialista.

DESCALABRO DE IU Proporcionalmente, IU resultó mucho más perjudicada por el PSOE que el PP. Aunque la coalición de Gaspar Llamazares perdió únicamente el 8,16% de sus votos en el 2000, la realidad es mucho más dura. Esta formación creció como la espuma en Catalunya y en Euskadi (entre estas dos comunidades autónomas recibió casi 80.000 votos más que hace cuatro años), lo que significa que en el resto del país su descalabro fue espectacular: cerca de 200.000 papeletas menos que en el 2000. Y siempre fue en favor de los socialistas.

Si analizamos geográficamente el incremento del voto socialista, veremos que se localiza en tres puntos: Andalucía (casi 600.000 votos más), Madrid (medio millón) y Catalunya (algo más de 400.000).

Porcentualmente, sin embargo, no son éstas las tres autonomías en las que más ha subido el PSOE: en Canarias ha crecido el 76%, en Galicia el 67% y en Baleares el 58%.

La subida de Madrid, que se cifra en casi un 50% del voto socialista del 2000, se explica sobre todo por dos factores: hace cuatro años el PSOE sufrió un verdadero descalabro en la capital. En esta ocasión, además, era el lugar donde lógicamente los ciudadanos estaban más afectados por los atentados del pasado jueves y por la reacción registrada durante la jornada de reflexión.

Distinto es el caso de Aragón. Parece indiscutible que el incremento del voto socialista en un 42% se debe básicamente a su oposición al trasvase del Ebro. Esta interpretación se refuerza por el hecho de que que el PP registra una pérdida del 17% de su apoyo en esta comunidad.

El Plan Hidrológico Nacional (con insultos al president Pasqual Maragall incluidos) parece también el único motivo que explica los 22.000 votos más conseguidos por el PP en Murcia (casi un 6% más que los excepcionales resultados de José María Aznar en el 2000), algo absolutamente excepcional.

La otra cara de la moneda del PP son sus resultados en las tres nacionalidades históricas, en Andalucía y en Navarra. Esta diferencia de sus resultados en estas cuatro autonomías y en la comunidad foral respecto del resto de España no es consecuencia de los atentados de la semana pasada, sino que refleja un movimiento más de fondo. Todo indica que su discurso contrario a cualquier reforma de los estatutos de autonomía y en favor de la interpretación restrictiva de la Constitución tienen mucho que ver con este mayor rechazo a las tesis de Aznar en estas comunidades autónomas.

Este rechazo es especialmente pronunciado en Catalunya y en el País Vasco, las dos comunidades más castigadas por la crispación política del Gobierno de Aznar.

El voto en Euskadi ha reforzado la apuesta por el plan Ibarretxe. Los resultados quiebran la tendencia al equilibrio entre los bloques representados por las denominadas fuerzas nacionalistas y constitucionalistas, que el pasado domingo se saldó con una ventaja de casi 200.0000 votos para los primeros.

Además, el varapalo sufrido por el PP vasco, que pierde más de 90.000 papeletas, pone en entredicho toda la estrategia de Jaime Mayor Oreja, que no ha sido capaz de retener para su partido la condición de primera fuerza en Alava, donde el partido de Aznar gobierna la Diputación Foral y donde Mayor era el cabeza de cartel.

De hecho, es en Euskadi donde el PP pierde más peso: uno de cada cuatro de sus votantes del 2000 han dejado de apoyarlo, y ello pese al incremento de la participación electoral que se registró.

"Se ha respaldado la estrategia a favor del diálogo, de la paz, la normalización y del respeto a lo que la sociedad decida", resumió ayer el presidente del PNV. Josu Jon Imaz no pudo ocultar la satisfacción por los mejores resultados "que jamás ha obtenido" el PNV, con casi 70.000 votos más respecto del 2000, lo que supone incrementar un 20,07% los votos que consiguió en los comicios anteriores.

Los otros dos miembros del tripartito vasco también salvaron los muebles el pasado domingo. Aunque EA perdió 20.000 votos, pudo conservar el escaño sin necesidad de abrir por tanto ahora un descarnado análisis sobre su futuro fuera de la coalición con el PNV.

La tercera fuerza del Gobierno de Vitoria, EB-IU, sumó más de 39.000 apoyos a los logrados hace cuatro años. Así, el Gobierno de Ibarretxe y su plan tienen más de 100.000 valedores más que en el 2000.

Aunque a primera vista podría decirse que el PSE sube menos que la media del PSOE en el conjunto de España, en Euskadi los socialistas no se han beneficiado por el trasvase de votos desde IU, pues en el País Vasco esta formación ha crecido en lugar de perder fuerza.

Relativamente eufóricos porque "no han conseguido hacernos desaparecer" se confesaron los dirigentes de la ilegalizada Batasuna. Pese a este optimismo, el voto nulo adjudicable a las papeletas de la autodeterminación en Euskadi no supera la cifra de 90.000.

Sin embargo, la dirección de HB prefiere airear la retención de un sector de sus votantes que todavía aguanta la presión, el lugar de reconocer que un número importante de sus otrora fieles seguidores habrían dispersado apoyos entre IU, Aralar y la abstención.