Los nuevos amos del mundo móvil llevaron a que el software sea más importante en un terminal que el diseño exterior. Durante muchos años, la estética iPhone de pantalla táctil con limpieza de líneas, apps y botón único, ha mandado sobre cualquier otro diseño y ha dejado por el camino modelos plegables, más resistentes o con teclado que otros hayan podido ofrecer. «La pantalla táctil hacía que quisieras estar todo el tiempo con el aparato y lo llevaras a cualquier parte. Creó una relación emocional con el teléfono», explicaba Scott Forstall, exvicepresidente de software de Apple y responsable del software del primer iPhone. Algo que hasta entonces solo había conseguido Blackberry, que tenía enganchados a sus usuarios, fundamentalmente ejecutivos de empresa, con su sistema de mensajería y el correo.

La crackberry, como se conocía la adicción al aparato de RIM, fue el primer anticipo de la actual adicción al WhatsApp, que nació en el 2009, apenas dos años después que el iPhone y destronó su sistema de mensajería con una propuesta universal. La app de mensajería ha logrado canibalizar el mercado de los SMS hasta con mensajes de voz y en España, al menos, es ya el principal uso del teléfono, por encima de la voz, según la CNMC. Tampoco Twitter, nacido como una adaptación de los blogs en movilidad, se entendería desde fuera del móvil, sobre todo después de que estos hayan permitido hacer y enviar fotos y vídeos. Y Facebook, cuya interfaz original se pensó para el ordenador, tiene ya casi tantos usuarios en móvil como en el PC.