Si usted es aficionado a los videojuegos bélicos y ha probado en los últimos seis años alguna entrega de la popular saga Call of Duty, parte de lo que disfrutó fue diseñado por un ingeniero informático zaragozano, Jorge Jiménez, que es uno de los pocos desarrolladores de Aragón que se gana la vida en el sector desde la comunidad. Aunque su caso, admite, es «poco convencional», tanto en los inicios como en su carrera. Porque «en Aragón hay muy buenos ingenieros y gente con talento», pero falta camino para «aprovechar» estas potencialidades.

Jiménez iba para investigador en el Centro Politécnico Superior de la Universidad de Zaragoza, pero un vídeo realizado durante el doctorado, sobre renderizado (simulación) de piel corrió como la pólvora por internet y despertó el interés de las grandes compañías del sector. Finalmente le fichó Activision, que además le permitió trabajar en remoto, desde Zaragoza, lo que en aquel momento, hace casi una década, no era tan habitual.

«Yo he intentado no moverme de Zaragoza, me parece de los mejores sitios para vivir, pero no era lo normal. Tuve mucha suerte porque el que me contrató estaba casado con una zaragozana, que para mayor casualidad vivía en mi misma calle. Y además era argentino, que entonces no me vino mal, porque mi inglés era limitado», cuenta, divertido.

A partir de replicar la piel de los personajes, pasó al ojo, y luego sus investigaciones para los motores del juego se centraron en el movimiento de personajes, iluminación, materiales o postprocesos, que hacen que la cámara del juego se comporte como una real (desenfocándose al moverse rápido, por ejemplo) y dé verosimilitud al juego. Un ingente trabajo que redunda en la calidad final y que requiere un buen número de personas.

Jiménez aborda ahora un nuevo proyecto más personal, del que por el momento no revela nada.