"Zaragoza está ahora mejor que en el 2003, pero sus ciudadanos, no tanto". Esta fue una de las primeras frases con las que el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, inició ayer su intervención en el debate del estado de la ciudad, un discurso con sabor a despedida y en el que el propio Belloch repasó sus luces y (en menor medida) sus sombras, aunque con la vista puesta todavía en los seis meses que le quedan rigiendo el consistorio de la capital aragonesa. Por eso también definió cuáles serán sus estrategias en estos meses: alcanzar un consenso con la Ley de Capitalidad, la última herencia que quiere dejar a la ciudad, establecer una estrategia común con la Universidad de Zaragoza y, sobre todo, reclamar consensos. En este último caso a Chunta y a IU, a quienes emplazó a aprobar el presupuesto y a reeditar futuras alianzas.

En este sentido, el alcalde dedicó parte de su intervención a agradecer a los portavoces de CHA, Juan Martín, e IU, José Manuel Alonso, el "respaldo crítico" a su gobierno, conseguido gracias, a su vez, al "respaldo de los electores progresistas, que son mayoría en esta ciudad". Por eso, apuntó Belloch, "me atrevo a decir que quieren que sigamos unidos". Un claro mensaje de cara a los próximos presupuestos, pero también de futuras alianzas, aunque ya no será el quien las lidere, sino el candidato por el PSOE, Carlos Pérez Anadón.

ACUERDOS

"Es imprescindible que alcances un acuerdo político para el presupuesto del 2015. Si no hay presupuesto, hay mera administración. Debemos aprobarlo", apuntó Belloch. Esta será su meta más inmediata para los seis meses que le quedan como alcalde, pero no la única. La ley de capitalidad, que enumeró como una de sus metas incumplidas, será otro de los objetivos que Belloch tratará de llevar a cabo antes de que concluya su mandato. Por eso desde el consistorio se "intensificarán" los trabajos para llegar a un acuerdo que permita alcanzar un consenso entre los grupos municipales y, a su vez, con la DGA, a quien reprochó que decidiera impulsar un texto sin haber dialogado antes con el consistorio.

Del mismo modo, quiso Belloch también tender la mano a la Universidad de Zaragoza en unos días en los que la insuficiente financiación y su demanda a la DGA han sido protagonistas de la actualidad. Por eso apostó por reforzar las "estrategias conjuntas" con la institución docente. "En un momento en que está sometida a una evidente asfixia presupuestaria, la ciudad de Zaragoza debe sumarse a lo que hacen otras ciudades europeas y darse cuenta que la universidad es nuestro principal activo y motor para tener alguna posibilidad de éxito en la economía del conocimiento", aseguró, sin concretar cómo se gestarán estas nuevas alianzas.

También apostó Belloch por continuar en estos meses con la transparencia que exigen los ciudadanos --"paredes de cristal" en el ayuntamiento, afirmó-- con nuevas aportaciones, sobre todo en participación, como un nuevo concepto de consultas ciudadanas que ya desgranó más tarde el portavoz socialista Carlos Pérez Anadón. Pocas apuestas más de futuro cercano, dado que, como se preveía, las líneas estratégicas del PSOE las marcó Pérez Anadón y Belloch entonó un discurso que, sobre todo, tuvo "sabor a despedida".

Un adiós con un balance satisfactorio (aunque no triunfalista) para Belloch, que puso en una balanza los logros en materia de infraestructuras conseguidos por la Expo, la puesta en marcha de la primera línea del tranvía y la apuesta social del consistorio como bastiones de sus mandatos, ya desde el año 2003. También reconoció Belloch que se queda con un mal sabor de boca, el de no haber podido cerrar la orla este.

Porque, indicó, ha querido ser el alcalde de "todos", a pesar de "no ser rocero, como muchos me han acusado". Pero, se disculpó Belloch, su formación como juez manda. "No solemos ser la alegría de la huerta, pero tenemos una ventaja: no olvidar nunca nuestro rol en el ejercicio de las responsabilidades públicas".