Ya no hay más tiempo para contemporizar en Zaragoza Alta Velocidad. La sociedad en la que comparten accionariado el Ministerio de Fomento (con el 50% a través de Renfe y Adif), el Gobierno de Aragón y el ayuntamiento de la capital, con el 25% cada uno, necesita reaccionar cuanto antes. Su situación es grave y los es por muchos motivos. Pero sobre todo porque acumula 159 millones de euros en pérdidas, 35 solo el año pasado y para este se esperan casi 20 más, por la crisis y el deterioro de unos solares que ni siquiera han salido a subasta porque no se aclaran para ponerles precio.

Pero va más allá. También es grave porque sin ingresos deben devolver un préstamo de 359 millones de euros en cinco años que, para el consistorio y la DGA, supondrá 80 millones en sus respectivas cuentas y un pago final en el 2019 de otros 30 cada uno. Y, además, porque aunque lograran saldarla en tiempo y forma, aún deben afrontar el gasto de más de 300 millones que uno de sus socios, el Adif, adelantó para ejecutar proyectos como la estación de Goya (45 millones). Así que 900 millones cuesta salir de esta y en el porcentaje que les toca a cada cual. Y el que quiera salir, que pague y se vaya.

Este mes ha sido noticia de nuevo, por aumentar de forma sustancial las obligaciones del Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón con esta sociedad en sus respectivos presupuestos para el 2015. Pero es que así van a ser los próximos cuatro ejercicios. Y, en su caso, les deja también explicar a aragoneses y zaragozanos que este esfuerzo (el equivalente a lo que le ha costado a Zaragoza costear su parte de la línea 1 del tranvía o lo que le costaría a la DGA construir 13 colegios públicos) no incluye el coste de las obras que faltan del convenio del AVE, cuyo coste, según ZAV, supera los 120 millones.

En este escenario juegan las dos administraciones junto al Gobierno central que en diciembre del año pasado envió a Zaragoza al entonces secretario de Estado de Infraestructuras y actual ministro de Justicia, Rafael Catalá, para anunciar que sacaría a la venta todos los suelos de ZAV para empezar a ingresar dinero, aunque fuera malvendiendo. Pero un año después ha sido incapaz de poner remedio a los casi 20 millones de euros en pérdidas que se esperan a la finalización del actual ejercicio. No hay ventas y, tal y como adelantó este diario, a principios del 2015 podría sacar a subasta las primeras cuatro parcelas para construir 870 viviendas en el entorno de la intermodal. Pero no todo.

Pero la situación financiera de ZAV está al límite. Aparte del crédito refinanciado de 359,9 millones, hay que sumar otros 80 que, a través de un préstamo participativo, deben asumir también las tres partes. Así que, junto a la deuda de los socios con el Adif --310 millones--, el global asciende a 781 millones. Por eso fijan en el 2024 la posible salida. El problema es que ya suma un año de retraso sin la prometida subasta. Y mientras, deben conformarse con que en años como este 2014, se presupuestaran ingresos por valor de 36,9 millones por ventas de suelo que no se han producido y aún así prever pérdidas millonarias. Cerca de 20 millones más, hasta superar los 175 millones en el acumulado de los últimos años.

Por tanto, el escenario actual, el vivido por el Gobierno de Aragón y el ayuntamiento es el de satisfacer elevadas cuantías económicas. La DGA, por ejemplo, este año ha tenido que abonar 11,2 millones de euros, a través de la Corporación Pública Empresarial, de los que solo 6,5 van a amortizar el principal de la deuda y 4,7, a pagar intereses. Y el año que viene, serán 14,81 de principal y 4,41 de intereses, 30,5 millones en dos años, de los que casi un tercio son el peaje de la refinanciación.

Por parte del consistorio zaragozano, los siete millones abonados en este ejercicio, se dividen en solo dos para el principal y otros cinco para intereses, una cifra casi idéntica a la que tendrá que asumir en el 2015 pero que, en el caso del principal se eleva hasta los ocho millones. Veinte en total en dos ejercicios, de los que el 50% son ese mismo peaje. Y ambas tendrán que asumir, ya en el 2019, la mitad de los 130 millones que se reservan para el último año de amortización del préstamo.

Mientras, en el camino ya se han quedado dos obras importantes del antiguo convenio: la finalización del túnel de la A-68 y la reforma de la avenida de Navarra. Por ahora.