El Ayuntamiento de Zaragoza está estudiando cómo adaptarse a la nueva norma que regulará el sector de las telecomunicaciones y que liberaliza la instalación de antenas de telefonía móvil en una ciudad que se ha caracterizado por las movilizaciones vecinales contra la implantación de estos dispositivos. De hecho, el consistorio plantea criterios bastante más restrictivos que los de la nueva ley, dado que en Zaragoza hay dos controles previos que se materializan en el paso de cada una de las solicitudes por la Comisión de Patrimonio, lo que implica que las compañías tienen que solicitar licencia para instalarse en las azoteas de cualquier edificio de la capital.

Una vez más, habrá que ver cómo el reglamento municipal se adapta a las prescripciones del Estado, que en principio aligeran los trámites a las telefónicas de tal modo que ya no será preciso, en teoría, la petición de licencia. Aunque hay excepciones. "La ley que falta de publicarse en el boletín es un texto muy liberalizador. En Zaragoza históricamente se ha mantenido una sensibilidad muy especial sobre las antenas", recuerdan desde el área de Urbanismo del consistorio zaragozano.

De este modo, el consistorio pedía a las compañías de telefonía móvil que se adhiriesen a un plan de implantación para controlar el número de estaciones de cada una en la ciudad. Este se ha traducido en un mapa, relativamente actualizado, de las antenas que salpican las calles de Zaragoza y que se cifran en más de 120. Al menos según estos datos oficiales. Además, las peticiones han de pasar por la Comisión de Patrimonio Municipal en todos los casos y pedir licencia para la instalación. Se considera de este modo que todo el territorio zaragozano es patrimonio municipal y que por eso ha de pasar ese plus de control.

Es en este punto precisamente donde Zaragoza podría encontrar el hueco para sortear la liberalización que establece la norma recién aprobada.