Zaragoza lleva más de diez años con la misma apuesta: mayor inversión en infraestructura ciclista, mayor uso de la bicicleta como medio de transporte en los desplazamientos cotidianos. No lleva el sello de Zaragoza en Común (ZeC) pero el Gobierno actual ha seguido la estela impulsada hace más de una década por sus predecesores y las cifras son contundentes: de apenas 20 kilómetros de carril bici en la ciudad se ha pasado a más de 130, y con ellos de 9.000 usuarios de media a unos 65.000.

Son cifras siempre aproximadas a las que ahora el ayuntamiento quiere dar más base científica. O más credibilidad estadística. Por eso se ha encargado el estudio, por un lado, de los hábitos de desplazamiento de los ciclistas en Zaragoza --los itinerarios más frecuentados, al estilo de la intensidad del tráfico en la calzada para los vehículos motorizados-- y el análisis del trasvase a las dos ruedas de los zaragozanos, conocer cómo se movían antes (a pie, en coche o en bus) los que ahora cogen la bicicleta.

Serán herramientas para el futuro plan de movilidad sostenible de Zaragoza, que ya no tendrá que proyectar obras que se realizarán ya este mismo año. Por ejemplo el carril bici del paseo Sagasta, al que aún falta definir por dónde irá y, en consecuencia, su coste; el eje de Vía Univérsitas hasta el Palacio de los Deportes (el Huevo); la avenida Pablo Gargallo, en La Almozara; y todos los proyectos que ha incorporado a este año los presupuestos participativos. En total, aseguran desde Movilidad que este año se prevé añadir «entre 6 y 7 kilómetros más» a esa red ciclista de Zaragoza. Una ampliación que es «de calidad» más que de cantidad, porque destacan los técnicos que la ciudad ha conseguido sacar a las bicicletas de las aceras y progresar en la calzada o en carriles específicos, que ahora trata de pespuntar las cicatrices que todavía existen. Conexiones entre grandes arterias de comunicación que tienen todavía tramos como el eje de los paseos pamplona y María Agustín como grandes asignaturas pendientes.

En el recorrido de diez años de crecimiento, el consistorio destaca cuatro grandes hitos a considerar. Primero, el «salto cuantitativo» que supuso la Expo del 2008, que trajo consigo las inversiones en movilidad ciclista más relevantes en cuanto al número de kilómetros, especialmente en el eje de la ribera del Ebro y todo el tercer cinturón de circunvalación de la ciudad, además de la puesta en marcha del servicio Bizi, una «palanca» de propulsó el uso de la bicicleta en la capital.

LAS SOMBRAS // En el 2009 y 2010, llegó el «salto cualitativo» con los fondos de inversiones estatales del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con los que se lograron las grandes arterias ciclistas como Anselmo Clavé-avenida Goya, Camino de las Torres, María Agustín y el entorno del Portillo o el Coso bajo, «impulso político que marcó un hito al meterse de lleno en la ciudad». El tercer gran hito fue el tranvía y el eje norte sur que ha convertido hoy al corredor ciclista de Gran Vía-Fernando el Católico y las avenidas del Actur como las «más utilizadas» en la actualidad. El cuarto podría considerarse el Plan Director de la Bicicleta, que marcaba el futuro a conseguir, y la pacificación de calles.

Aunque no todo han sido luces en este despegue. En las sombras está la interminable ordenanza municipal que regula la circulación. Que los tribunales obligaron a enmendar expulsando a las bicis de las aceras y que sumieron a los usuarios en una confusión que aún hoy sigue sin disiparse, por ejemplo con las calles de acceso restringido. De hecho, los técnicos de Movilidad siguen trabajando en acatar el mandato judicial que obligaba a revisarla. Y para incluir en ella el paso por el Coso hacia César Augusto como zona de tránsito permitido.

Así como la ampliación del Bizi, con dinero en el presupuesto y paralizada por el informe desfavorable del Consejo Consultivo de Aragón. Junto a ello, las carencias en infraestructuras de barrios por cubrir, como Oliver, Miralbueno o Santa Isabel.