El día Mundial del Medio Ambiente fue, ayer, la excusa perfecta para hacer balance sobre los niveles de contaminación del aire en la capital aragonesa. Un inventario en el que se hizo público que el consistorio no ha alcanzado el objetivo principal que marcó la Estrategia contra el Cambio Climático en el 2005. Desde ese mismo año hasta el 2015, se ha reducido un 5,9% la emisión de dióxido de carbono aunque el consistorio se comprometió en el 2005 a disminuir la polución del aire un 30%.

Así lo anunció ayer la concejala de Medio Ambiente, Teresa Artigas, que culpó a la crisis económica de no superar las metas establecidas. «Los procesos de modernización y e innovación se frenaron gracias a ella, además del bloqueo de las políticas estatales de impulso de las energías renovables». No obstante, el consistorio no tiene capacidad para influir de manera directa en sectores como el industrial. Por esta razón, la institución continuará con las medidas de sensibilización, por ejemplo, para fomentar el uso de la bicicleta y evitar el uso del vehículo privado en la ciudad.

En relación con los parámetros directamente relacionados con la competencia municipal, se han reducido un 17,4%, desde que el ayuntamiento se adhirió al Pacto de Alcaldes en el 2011 y momento en que creó el Plan de Acción de Energía Sostenible (PAES). En este caso, el plazo para cumplir el objetivo de reducir un 20% es en el 2020. Por ello, Artigas recalcó que van «por buen camino para superarlo con creces aunque tenemos que seguir avanzando en este terreno».

Entre los sectores que incluye el PAES, la reducción en movilidad ha sido la más abultada, un 20,2% menos de emisiones desde el 2005. La concejala reafirmó que el consistorio mantendrá e incluso aumentará las medidas para favorecer el transporte no motorizado, fomentar el público y reducir el uso del coche en la ciudad. También apostó por la adopción de tecnologías más limpia, aunque no sean una «panacea» si no proceden de fuentes renovables.

En relación al sector residencial, emite un 5,3% menos de gases de efecto invernadero. Una más que notable diferencia en cuanto a la movilidad, por lo que se impulsará. En materia de eficiencia energética, Artigas confesó que tienen entre manos instalar placas fotovoltaicas en los edificios municipales e incrementar los esfuerzos en el plan de ahorro de energía municipal, con el que, garantizó, se ahorran tres millones de euros anuales. En este sentido, reivindicó que la ordenanza municipal de eficiencia energética obliga a tener en cuenta una serie de criterios bastante restrictivos.

Por otro lado, las emisiones disminuyeron un 4,3% en el uso de energía que las instalaciones públicas emiten directa e indirectamente, como los sistemas de calefacción y electricidad en instalaciones sanitarias, educativas y estaciones de autobuses y trenes entre otros. Artigas calificó de «satisfactorio» el balance, pese a no alcanzar los objetivos.