La mosca negra y el mosquito tigre siguen siendo algunas de las principales preocupaciones para todos los aragoneses, sobre todo si hablamos de la ribera del río Ebro y el río Gállego. Instituciones como el ayuntamiento y la Universidad de Zaragoza (Unizar) piden a los organismos supramunicipales una mayor cooperación para controlar de manera conjunta la expansión de estos insectos que pueden tener graves consecuencias en la salud de los ciudadanos.

El profesor titular del Departamento de Patología Animal de Unizar, Javier Lucientes, defiende que tanto la mosca negra como el mosquito tigre son animales que pueden desplazarse entre 15 y 20 kilómetros en busca de alimento y por tanto, echa en falta que «se hicieran tratamientos coordinados de una forma más extensa y no dejar un tratamiento puntual en municipios». Por otro lado, la concejala de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, Natalia Chueca, que asistió al acto de presentación de las nuevas medidas adoptadas por el consistorio zaragozano en la lucha contra estas especies, sugirió que «sería bueno que la DGA se uniese y pudieran realizarlo en el resto de tramos de la ribera del Ebro».

CAUSAS/ Los motivos principales de la proliferación de estas especies están estrechamente vinculados con las situaciones que viven los ríos cuando sufren las riadas y con la cantidad de agua que transportan a lo largo del año. Este año, el río Ebro no ha experimentado crecidas exponenciales como si lo hizo el curso pasado: «El año pasado tuvimos una riada fuerte, no crecieron macrófitos (algas fluviales) y no tuvimos problemas de mosca negra. Este año hay mucho menos caudal y ha aflorado el macrófito», reveló el técnico del Instituto de Salud Pública Emilio Martínez durante la presentación de las nuevas medidas de lucha contra la mosca negra.

Las nuevas medidas que han adoptado para erradicar la amenaza de estos insectos engloban un nuevo equipamiento que está compuesto por unas máquinas fumigadoras que permitirán a los técnicos a partir de ahora «ser más autónomos» y maniobrar desde la orilla sin necesidad de introducirse en el río, una técnica mucho más cómoda y menos peligrosa. «Antes había que introducirse en el río y depender de Bomberos, y ahora podemos trabajar mucho mejor», afirmó Natalia Chueca. El producto biocida empleado seguirá siendo el mismo que se utiliza desde el año 2011. Se trata de VectoBac, un compuesto químico que extingue totalmente la larva y los huevos de la mosca negra. De hecho, afecta exclusivamente a las crías de los insectos y no daña ni la fauna ni la flora acuática, lo cual es siempre uno de los objetivos indispensables: «Estamos consiguiendo optimizar la forma de implementarlo. Atacamos exactamente donde está el huevo de mosca negra y no fumigamos en todo el río. Hemos aprendido con el paso de los años», sentenció Chueca.

El proceso analítico de la situación viene de lejos, ya que las exploraciones comienzan en el mes de mayo con la recogida de las primeras muestras sobre la existencia de mosca negra. Estas pruebas se realizan cada quince días y la decisión de realizar el tratamiento se toma según la densidad larvaria encontrada en los puntos de la exploración.

Zaragoza cuenta con tres puntos de eliminación de la mosca negra: Juslibol, la zona de la Expo y la orilla del río Ebro en la zona del puente de Piedra. Además, según informó Martínez, se cuenta con un cuarto punto de control en el paso del Ebro por La Cartuja, aunque en esta zona la vigilancia es más esporádica y la fumigación se realiza, únicamente, si existen larvas. Estas zonas de análisis e investigación son suficientes a día de hoy. «Hemos valorado la distancia de efectividad del producto a lo largo del Ebro y vemos que con estos cuatro puntos controlamos todo el río a su paso por Zaragoza», manifestó Martínez.