Científicos de la NASA y de la Universidad de Nuevo México han desvelado los resultados de un estudio de materiales lunares recuperados hace cinco décadas en el marco de las misiones Apolo. La nueva investigación demuestra que la Luna está viviendo un fuerte proceso de cambios químicos en sus rocas, que son herencia del gran impacto entre la Tierra y un protoplaneta que dio origen al satélite hace 4.500 millones de años.

Aproximadamente cien millones de años después de la formación del Sistema Solar, la Tierra primitiva impactó con el protoplaneta Theia, de dimensiones similares a Marte. De ese monumental choque se desprendieron muchos trozos, uno de los cuales terminó formando a la Luna. Es evidente que un nacimiento tan violento y caótico tendría sus consecuencias, que parecen seguir manifestándose hasta hoy en nuestro satélite.

De acuerdo a una nota de prensa, la Luna está prácticamente agotada de elementos volátiles y, además, se encuentra atravesada por profundos y extraños cambios químicos en sus rocas. La investigación realizada en Estados Unidos y publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha analizado materiales lunares aportados por las misiones Apolo, hallando interesantes datos desconocidos hasta hoy.

Concretamente, los científicos se centraron en los análisis químicos de halógenos, un grupo de elementos altamente reactivos: flúor, cloro, bromo y yodo. Hallaron que los materiales lunares se encuentran prácticamente agotados de estos elementos, una característica que genera intensas anomalías químicas en las rocas de la Luna. Por ejemplo, muestran inusuales cantidades de isótopos estables de cloro, la forma pesada de este elemento.

Cambios extremos e inusuales

Según los expertos, la concentración de isótopos de cloro de estas rocas no se parece a nada que se haya observado hasta hoy en el universo. Los científicos fueron más allá y diseñaron un método para analizar trazas de contenido de halógenos en materiales planetarios, con el objetivo de medir la cantidad exacta de flúor, cloro, bromo y yodo en las muestras lunares.

Nuevamente constataron que la Luna atraviesa por profundos cambios químicos: hallaron un contenido muy bajo de halógenos, junto con cantidades inusualmente elevadas de isótopos estables de cloro. Esto estaría indicando que, junto a la ya mencionada pérdida de elementos volátiles, la Luna se estaría enfriando profundamente, perdiendo así casi todo contacto con el calor que identifica a la vida como la conocemos.

Para realizar las mediciones, los expertos emplearon un espectrómetro de masas sobre las muestras lunares recolectadas por los astronautas de las misiones Apolo. Escogieron para la investigación un conjunto de rocas denominadas anortositas ferroanas, que son algunas de las rocas más antiguas de las que se tiene registro. Nos hablan de las primeras etapas de la evolución de la Luna.

Teniendo en cuenta toda esta información, los científicos concluyeron que los cambios químicos observados en las rocas de la Luna son una herencia del colosal choque que la generó, debido a la transferencia de masa ocurrida. Los especialistas estadounidenses creen que los datos obtenidos en este estudio pueden ser vitales para seguir aprendiendo más sobre el proceso de formación de los planetas y otros astros.

Referencia

The Cl isotope composition and halogen contents of Apollo-return samples. Anthony Gargano, Zachary Sharp, Charles Shearer, Justin I. Simon, Alex Halliday, Wayne Buckley. PNAS (2020).DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2014503117

Foto: Representación artística de una colisión entre dos cuerpos planetarios, como la que dio origen a la Luna, hace 4.500 millones de años. NASA/JPL-Caltech.