El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha anunciado que con carácter «más o menos inmediato» el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico va a incorporar, dentro del Plan de Recuperación y Resiliencia para salir de la crisis del coronavirus, una partida de 60 millones de euros para prevenir la colisión y electrocución de aves en los tendidos eléctricos.

Durante su intervención ante la Comisión para la Transición Ecológica y Reto Demográfico del Senado, Morán señaló que este Plan de actuaciones se centrará en la prevención de la mortalidad de avifauna y que los 60 millones de euros se «territorializarán» entre las diferentes autonomías.

Además, ha anunciado que el Gobierno está trabajando en una modificación de la ley para «trasladar» a las compañías eléctricas «la responsabilidad de la actuación en esta materia».

Cinco millones de aves muertas al año en España

Un estudio realizado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), financiado por la Fundación MAVA y BirdLife International, sobre el impacto de la colisión de aves en líneas eléctricas apunta a que podrían estar muriendo al menos cinco millones de aves anualmente en España. Este fenómeno es considerado actualmente como una de las mayores amenazas que sufren las aves en Europa y, de hecho, es su primera causa de muerte.

El análisis se ha realizado a lo largo de las principales rutas migratorias de las aves en nuestro país y contempla también la valoración de la eficacia de las medidas que se están implementando para evitar las colisiones.

En otros países donde se han realizado estudios similares los datos son también muy alarmantes. En Holanda se ha estimado que las colisiones podrían causar la muerte de entre medio y un millón de aves anualmente, y en los Estados Unidos se estableció la cifra de decenas de millones de aves cada año. A nivel mundial, podría hablarse de alrededor de mil millones de aves, según otros estudios.

El informe constata que se trata de un problema de conservación de primera magnitud que afecta a las poblaciones de grandes planeadoras, avutardas y sisones, y en general a especies migratorias cuyas rutas están atravesadas por un gran número de cables.

La península ibérica constituye una de las áreas de dispersión y migración de aves más importantes de Europa, con el Estrecho de Gibraltar como una de las rutas más frecuentadas del mundo. El estudio preliminar realizado por SEO/BirdLife incluye un ensayo de modelo predictivo multicriterio para contar con información sobre el terreno de las zonas más peligrosas para las aves en cuanto al riesgo de colisión y electrocución.

El año pasado, otro estudio de la SEO ya alertó de que este problema, a pesar de ser muy conocido por los expertos, queda generalmente subestimado debido a que solo se detecta una pequeña fracción de las aves que mueren por esta causa. En concreto, dicho estudio reveló que el 86% de las aves muertas por colisiones contra cables no son encontradas jamás.

Esto es debido a tres fuentes principales de sesgo: la desaparición de ejemplares muertos por descomposición o eliminación por carroñeros, la detección imperfecta; y la caída de cadáveres fuera de la zona de rastreo.

Desde hace unos años, la plataforma SOS Tendidos Eléctricos, integrada por nueve entidades relacionadas con la conservación de la naturaleza, viene reclamando la modificación sustancial del Real Decreto 1432/2008 que regula la corrección de tendidos para la protección de la avifauna en España al entender que diez años después de su aprobación, está aún muy lejos de su objetivo: solucionar eficazmente el problema de la mortalidad de aves al electrocutarse en los postes o chocar contra los cables de numerosas líneas eléctricas en todo el país.

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