El planeta genera cada año el equivalente a 144 millones de piscinas olímpicas en aguas residuales. Un anterior estudio situaba en un 20% su nivel de depuración, pero ahora otra investigación ha elevado esa cifra a un 50%. Los países pobres son los que arrastran una peor situación.

Alrededor de la mitad de las aguas residuales mundiales son depuradas, según una nueva estimación de la United Nations University y la Universidad de Utrecht, en lugar de la estimación anterior, que situaba este porcentaje en el 20%.

A pesar de este hallazgo prometedor, los autores advierten de que las tasas de tratamiento en los países en desarrollo siguen siendo muy bajas. El estudio y su conjunto de datos se han publicado en la revista Earth System Science Data.

Los seres humanos, en su vida cotidiana, y las fábricas producen grandes cantidades de aguas residuales al día. Si no se recolectan y tratan adecuadamente, las aguas residuales pueden amenazar gravemente la salud humana y contaminar el medio ambiente, especialmente el medio marino y los ríos.

El 48% de las aguas residuales se vierten sin tratamiento

Los autores han empleado estadísticas de diferentes estados para estimar los volúmenes de producción, recolección, tratamiento y reutilización de aguas residuales. «A nivel mundial, cada año se producen alrededor de 359.000 millones de metros cúbicos de aguas residuales, lo que equivale a 144 millones de piscinas olímpicas», afirmó Edward Jones, investigador de la Universidad de Utrecht y autor principal del estudio. «Alrededor del 48% de esa agua se libera actualmente sin tratamiento. Esto es mucho más bajo que la cifra del 80% citada con frecuencia».

«Pero el aumento de agua dulce no es la única oportunidad», dice Jones. «Las aguas residuales también tienen un gran potencial como fuente de nutrientes y energía. El reconocimiento de este material como un recurso, en lugar de como un residuo, será clave para impulsar un tratamiento mejorado en el futuro».

Sin embargo, los autores enfatizan la importancia de un monitoreo adecuado de las plantas de tratamiento de aguas residuales, acompañado de una legislación y regulaciones estrictas, para garantizar que la reutilización de las aguas residuales sea segura. Los autores también reconocen la aceptación pública como otra barrera clave para aumentar la reutilización de aguas residuales.