China lanzó el lunes un sistema de comercio de carbono diseñado para reducir las emisiones, en un intento del mayor contaminante del mundo para acelerar la descarbonización de su economía, que prevé en 2060. El sistema prevé que los gobiernos provinciales establezcan límites de contaminación para las grandes empresas por primera vez y, además, permite a las empresas comprar el derecho a contaminar a otras compañías que tengan una huella de carbono más baja.

Se espera que el programa, que inicialmente debía implantarse en 2017, reduzca las emisiones generales al hacer que sea más costoso contaminar para las compañías eléctricas. Las autoridades chinas creen que el sistema eclipsará incluso al de la Unión Europea al convertirse en el programa de comercio de emisiones (ETS) más grande del mundo.

La agencia oficial de noticias Xinhua informó que las reglas para la gestión del comercio de emisiones de carbono entraron en vigor el lunes y que más de 2.200 empresas de energía en todo el país podrán ahora negociar sus cuotas de emisión.

Beijing se ha comprometido a alcanzar un máximo de emisiones antes de 2030 y convertirse en neutral 30 años después.

Escepticismo de los expertos

Sin embargo, este sistema ETS se pone en marcha cuando los expertos advierten de que China, en realidad, está expandiendo su producción de carbón, y cuando se han recortado los planes para frenar las emisiones de otras siete actividades industriales.

“China está persiguiendo un ambicioso desarrollo de la energía sin carbono y ha establecido un objetivo a largo plazo para alcanzar la neutralidad de emisiones, pero el mercado del carbono en su forma actual simplemente no va a influir demasiado en la consecución de estos objetivos”, señaló a la agencia AFP Lauri Myllyvirta, analista principal del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio. “Podría convertirse en una herramienta importante en el futuro, y muy rápido, si el gobierno decide darle fuerza”, añade.

Alrededor del 60 por ciento de la energía en China todavía proviene del carbón, y se espera que el poderoso grupo de presión que controla esta industria presione con fuerza para obtener límites de carbono más suaves y favorables a sus intereses.

Zhang Jianyu, vicepresidente de la ONG Environmental Defense Fund China, advirtió de que las sanciones para las empresas que exceden la cuota de emisiones también son “demasiado bajas como para causar un efecto disuasorio”. Las emisiones de gases de efecto invernadero de China en 2019 se estimaron en 14.000 millones de toneladas, alrededor del 29 por ciento del total mundial.

Además, nuevos proyectos basados en el carbón siguen surgiendo en el país, a pesar del compromiso de reducir las emisiones. Li Shuo, un experto en energía de Greenpeace China, dijo que la producción de carbón está regresando a los niveles existentes entre 2012-2014, cuando las emisiones alcanzaron su punto máximo.

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