La decisión de la Xunta de Galicia de aprobar una moratoria de nuevas plantaciones de eucaliptus por los perjuicios naturales que representa esta especie ha sido aplaudida por científicos y colectivos conservacionistas. Hace tiempo que los expertos vienen advirtiendo del peligro que representa este árbol para la vegetación autóctona, a la que va desplazando.

Actualmente, existen 15.000 km2 (1,5 millones de hectáreas) ocupados por esta especie en España, lo que equivale prácticamente a la suma total de las comunidades autónomas de Asturias y Cantabria. Paralelamente a su expansión, los bosques autóctonos van retrocediendo.

Se trata de una especie procedente de Australia que llegó a España a mediados del siglo XIX y se expandió rápidamente por nuestro país, sobre todo para la producción comercial de celulosa.

En 2017 fue catalogado por el Ministerio de Medio Ambiente español como especie exótica invasora, dados los efectos adversos que provocan sobre los ecosistemas. Sus efectos negativos sobre el suelo, los arroyos y los ríos, así como su facilidad para propagar incendios forestales le han ganado el apelativo de ‘el árbol gasolina’.

Las cifras en España

Según los datos que figuran en el Inventario Forestal Nacional (IFN), la superficie de eucaliptos en Galicia ha crecido de forma exponencial. Ha pasado de 131.000 hectáreas en 1973 a 500.000 hectáreas en 2016. En cambio, la superficie de bosque autóctono gallego conserva ya únicamente unas 400.000 hectáreas.

En cuanto a Asturias, datos recopilados por la Sociedad Española de Ornitología /BirdLife a partir de esta misma fuente, apuntan igualmente a una clara expansión, que ha llevado a que haya concejos en los que los eucaliptos ocupan más del 80% de la superficie arbolada del municipio. Si en 1989 este árbol ocupaba una superficie de 34.000 hectáreas, en 2018 ya eran 60.000.

“El caso de los eucaliptos es paradigmático, ya que no solo desplaza a las especies autóctonas, sino que además provoca transformaciones muy profundas en los ecosistemas donde se asilvestra, contribuyendo a la desecación y empobrecimiento de los suelos, y favoreciendo procesos erosivos. Además, presentan mayor inflamabilidad y pueden agravar la extensión y virulencia de los incendios forestales”, según el responsable de especies de SEO/BirdLife, Nicolás López.

En algunos lugares de la Península Ibérica sus poblaciones han ido disminuyendo, como es el caso de Andalucía y Extremadura, pero en otras no ha dejado de crecer, debido a las políticas forestales que han impulsado este cultivo de forma deliberada.

Ante esta situación, la Xunta de Galicia ha decretado recientemente una moratoria de nuevas plantaciones de esta especie en su Plan Forestal 2021-2024, al tiempo que se potenciarán especies autóctonas de crecimiento rápido, y que representan una alternativa industrial al eucalipto, como son algunos tipos de pinos o el castaño. “Es una medida que debería replicarse en todas las comunidades autónomas con presencia de cultivos y a nivel estatal”, señala esta entidad.

Entre las medidas que propone esta entidad figura, además de esta moratoria, la supresión de las plantaciones y los ejemplares asilvestrados en los espacios naturales protegidos y en zonas de importancia hidráulica.

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