El doctor en Geología y en Geografía Francesc Xavier Roig i Munar realizó hace dos años un estudio sobre la retirada de posidonia seca de las playas y demostró los graves daños que supone tratar a este elemento natural como si fuera un simple residuo. La retirada mediante maquinaria pesada, de forma indiscriminada a lo largo de todo el año, puede acabar con la propia playa. Del mismo modo, las llamadas ‘regeneraciones’ artificiales de arena son la peor solución a este problema, afirma.

Según este estudio, entre 2010 y 2018 se retiraron de 19 playas de Baleares un total de 39.343 metros cúbicos de posidonia, que llevaban incorporadas 27.583 toneladas de arena, que no deberían haberse quitado de su lugar. Roig explica a Verde y Azul la importancia de las arribazones o barreras de posidonia en la orilla.

-¿Qué beneficios supone la presencia de las mal llamadas ‘algas’ secas sobre la orilla de las playas?

– En primer lugar, son un indicador de calidad de las aguas. Si hay ‘algas’, la calidad del agua es buena. Esas acumulaciones defienden la playa frente a los temporales de baja intensidad. Además, aportan arena hacia la playa y hacia las dunas. También aportan materia orgánica hacia la vegetación dunar y, en definitiva, estructuran gran parte de las playas del Mediterráneo. Estas acumulaciones de posidonia actúan en las playas como si fueran una barrera o escudo frente a los temporales. No pueden aguantar los temporales fuertes, pero sí los medios y bajos.

-¿Qué consecuencias acarrea retirar estas acumulaciones de posidonia seca de la orilla?

-Los perjuicios, durante muchas décadas, han consistido sobre todo en que, cuando se retira esta posidonia, también se está retirando arena. La posidonia se usaba tradicionalmente, por parte de los payeses, en diferentes usos. En Ibiza, por ejemplo, se usaba para hacer el colchón de las camas, como aislante de los tejados de las casas rurales, etc... Muchos payeses, además, pedían que les enviaran posidonia con mucha arena. Y en la misma isla también se usó luego para sellar el propio vertedero insular. En Menorca se utiliza para hacer la cama de las vacas. Retirar la posidonia de la orilla de la playa lleva implícita una pérdida de volumen y de superficie de esa playa.

-¿Se ha medido cuánta playa puede perderse por ese motivo?

-No, porque las playas sufren, aparte de esta, otras erosiones; por ejemplo, cuando se dañan las dunas que pueda haber o se crean canales, o cuando se efectúa una limpieza mecánica de las playas... La retirada de la posidonia es un añadido más a todo ello.

-¿Hay formas correctas de retirar esa posidonia para contentar al turismo y preservar las playas al mismo tiempo?

Actualmente, la mejor gestión en la retirada de la posidonia seca que se realiza en el Mediterráneo es la que se hace en Ibiza y Formentera. Se realizaron unos cursos de formación para los técnicos municipales, quienes hicieron suyos esos criterios. Lo que hacen es recoger la posidonia de la playa antes del verano, la almacenan en un sitio y, cuando termina la temporada, vuelven a ponerla en su lugar. Esto es lo adecuado. De este modo, se asume un grado de erosión de la playa durante el periodo estival, pero esa erosión la compensas en invierno. Es una forma de compaginar el uso turístico con la conservación del medio.

-¿En el resto del Levante español se hace mal?

-Se hace mal. En Menorca, por ejemplo, se llegó a hacer bien, pero ahora vuelve a hacerse mal. Incluso durante el confinamiento se estuvo quitando allí posidonia de las playas... no es un ejemplo a seguir. En la Comunidad Valenciana, Catalunya y otras partes no se siguen los protocolos concretos, se hace de forma masiva. Pero lo que sucede allí es que, además, tienen ya menos posidonia, porque el hábitat natural de la planta ha sido muy degradado por culpa de vertidos de depuradora, de regeneraciones de arena...

-¿Cómo ve la actitud de gran parte de la industria turística, que ve la posidonia de la orilla prácticamente como si fuera un residuo?

-Se ve como un residuo y no hay conciencia. Los hoteleros la desprecian, pero es el mismo desprecio que muestran en el Caribe hacia la Thalassia testedinum, que es como la posidonia de allí, o también hacia el zargazo, que están totalmente criminalizados. La posidonia está criminalizada y nunca se ha querido reconocer su valor como elemento importante para las playas. Y no es por falta de conocimiento o de información, pues hay mucha. Si uno busca por internet se encuentra muchísima información. Pero la demanda de retirar esa posidonia viene más por el sector de la restauración y los hoteleros que por parte de los usuarios de las playas, aunque, efectivamente, a veces se quejan también.

-¿Qué sucede en las playas del levante español donde se retira la posidonia seca de manera indiscriminada todo el año?

-Bueno, quedan muy afectadas, pero lo que hacen es ‘enchufarles’ arena, lo que llaman ‘regeneraciones’. Pero, claro, eso ya son unos escenarios totalmente artificiales y que perjudican también a la propia posidonia en su hábitat submarino. Es curioso ver que en un lugar como Ibiza, que es Patrimonio Mundial entre otras cosas por su posidonia, cuando se la tiene que proteger por la función que hace sobre el litoral, lo que se hace es criminalizarla y castigarla. Y castigar la posidonia es castigar la playa.

-Exactamente ¿qué perjuicios suponen las llamadas ‘regeneraciones’ de playas que se hacen en la Península?

-Como son perjuicios que no vemos directamente, no los percibimos. Se producen en la parte sumergida, en el fondo. A veces se hacen aportaciones utilizando una arena que es mucho más gruesa que la arena natural existente en el lugar y gran parte de ella se pierde, porque se va a la parte sumergida y entierra las praderas de posidonia. Las playas no son capaces de aguantar ese peso y esa arena se va para abajo, al fondo del mar. Y luego, dado que la posidonia que hay en el fondo del mar, no aguanta bien la turbidez de las aguas y la sedimentación, acaba muerta y enterrada.

-Usted ha instruido a organismos públicos sobre cómo retirar adecuadamente las algas y la posidonia...

-Sobre este tema he realizado protocolos de limpieza y retirada en diferentes comunidades y ahora hago protocolos de retirada de sargazo y de otro tipo de alga en México y en República Dominicana, donde hay el mismo problema de percepción por el turismo. Lo que sucede es que allí la situación es más grave, porque la retiran todo el año y eso supone una erosión constante. Aquí solo hay medio año de época turística y allí es todo el año. Es un trabajo que hago por encargo del Ministerio de Turismo de ambos países y dirigido a los que mantienen las playas: ministerios y municipalidades.

-¿Cree que el turista es cada vez más consciente del valor de estas barreras naturales o no está concienciado?

-La gente a menudo no lo entiende, porque ellos no han comprado esa imagen al reservar sus vacaciones. Han comprado una imagen de playa sin materia orgánica, como si una playa fuera lisa y sin dunas. El problema es el producto que se vende, no el que se compra.

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