Tenerife ha logrado un distintivo internacional que reconoce su importancia como hogar de numerosas especies de cetáceos. Un área marina al sur de la isla ha sido catalogado como el tercer lugar ‘Patrimonio de ballenas’ de todo el mundo y el primero de Europa.

El gran tesoro marino de la isla canaria de Tenerife, con más de veinte especies de cetáceos que viven o eligen sus aguas como lugar de paso, tendrán, a partir de ahora, la guarda y custodia de Europa. Una franja marina de aguas calmas y cálidas de 22 kilómetros de longitud situada al sur de la isla y cerca de La Gomera ha sido reconocido como el primer Lugar Patrimonio de Ballenas de Europa, que al mismo tiempo es el tercero del mundo.

En el conjunto de Canarias es común avistar al año al menos 31 especies de cetáceos, y justamente la zona que ha logrado este distintivo internacional, que se encuentra entre la punta de El Fraile (Teno, municipio de Buenavista del Norte) y Punta Salema o de Rasca (Las Galletas, municipio de Arona) es uno de sus hábitats favoritos.

La gran biodiversidad marina de la zona es un reclamo para estos mamíferos, que se ven atraídos por la variedad de alimentos que encuentran. Rorcuales, delfines, zifios, calderones, orcas y cachalotes, entre otros, configuran parte de las 21 especies reconocidas a nivel científico en el lugar, que ascienden a 28 con las que aún no han sido reconocidas.

El sur de Tenerife es un lugar estratégico para la vida de los cetáceos. “Los que se quedan por aquí lo hacen porque hay comida suficiente, se ven beneficiados de la geografía de las islas y, además, pueden disfrutar de una temperatura muy cálida”, señala una de las principales promotoras de la iniciativa, Mercedes Reyes, secretaria de la Asociación de Cetáceos Sur de Tenerife (ACEST).

“Por nuestra localización, además, la zona es una parada para la migración oportunista”, señala Reyes. Y es que la zona entre el sur de Tenerife y la isla de La Gomera se ha convertido en una especie de gasolinera en medio del desierto para esta diversidad de mamíferos.

Esta distinción partió de la propuesta de la misma ACEST, que ha tratado de implicar a distintas entidades locales e insulares para poder lograr esta protección oficial para las ballenas. La calificación la ha otorgado la Alianza Mundial de Cetáceos tras un exhaustivo proceso de selección que, además, ha contado con el aval de la Carta de Sostenibilidad de Avistamiento de Cetáceos.

La Alianza Mundial de Cetáceos es una organización internacional con sede en Reino Unido dedicada a la protección marina, y que cuenta con un centenar de socios, entre ONG, empresas, abogados o artistas comprometidos con la misión de proteger los océanos y las comunidades que dependen de ellos.

La protección oficial de los ecosistemas marinos que ya existe desde hace años en la zona, a través de figuras como las Zonas de Especial Conservación (ZEC), los esfuerzos en la investigación de las ballenas o la existencia de un marco legislativo sólido que protege a los cetáceos en Tenerife y de manera general en España, son otros elementos que han sido tenidos en cuenta para el reconocimiento. A ello se une la presencia de una comunidad local compuesta por diversos grupos que trabajan por los cetáceos, así como “el orgullo y sentido de conexión entre los residentes locales, empresas, académicos y ONG en relación con los cetáceos”, según señala la Alianza Mundial de Cetáceos en su informe sobre la isla que ha servido de base para la concesión de la distinción.

Además, destaca el hecho de contar con un claro “patrimonio” donde Tenerife ha sido reconocido mundialmente como un “destino importante ligado a las ballenas por más de tres décadas”, añade el informe.

Pero el reconocimiento no es más que la primera parada. “Ahora es cuando debemos empezar a trabajar”, insiste la también dueña de la empresa turística Whale Wise Eco Tour y bióloga experta en mamíferos marinos. Ahora, a través de un comité de gestión, en el que también están incluidos el Cabildo de Tenerife o la Universidad de La Laguna (ULL), entre otros, se deberán poner en marcha proyectos para lograr “mantener la distinción y mejorar”, como indica Reyes.

Peligro: colisiones contra embarcaciones

Y es que este aval de protección se debe revisar cada año y, si no se cumplen los requisitos, se puede perder. “Nuestras prioridades son involucrar a la comunidad en el avistamiento de cetáceos para que lo conciban como algo del patrimonio canario y acabar con el intrusismo de los barcos recreativos”, indica la bióloga. De hecho, las embarcaciones recreativas son una de las principales amenazas de estas especies, dado que los choques con ellas son una de las razones de muerte prematura en las ballenas.

De hecho, las empresas de transporte propias de las Islas Canarias se han sumado a las medidas para proteger a los cetáceos, cinco de cuyos ejemplares murieron en los primeros seis meses de 2019 por colisiones con embarcaciones, cifra que se eleva a 80 en los últimos 20 años, según los casos documentados por los investigadores. La naviera Fred. Olsen, por ejemplo, se ha asociado con la Universidad de La Laguna para impulsar un proyecto de protección de cetáceos en aguas de las islas. La iniciativa se compone de cuatro acciones: sesiones formativas, desarrollo de tecnologías, protocolos de actuación y acciones divulgativas.

“Llevamos años en la lucha, esto nos concede una oportunidad preciosa para poder incentivar la conservación, lograr un turismo de calidad (este tipo de actividad genera unos 42 millones de euros al año) y respetar la naturaleza que nos rodea”, concluye la promotora de la iniciativa.

Entre los beneficios para un destino de ser designado como Lugar Patrimonio de Ballenas se encuentran los de permitir hacer campañas efectivas de promoción del destino; el aumentar el número de visitantes y los ingresos de los proveedores de turismo; la gestión sostenible de los recursos marinos y terrestres, así como el impulso del conocimiento a la historia, el medio ambiente y la identidad cultural del sitio.

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