La pérdida de confort por el exceso de calor y el retroceso de las playas debido al cambio climático juegan en contra del turismo en el Mediterráneo y, en cambio, podría favorecerlo en el norte. Sin embargo, muchos turistas que llegan a España desde el norte de Europa podrían preferir veranear en sus propios países o en otros de su propia área, donde el clima será más benigno.

La industria turística española podría perder entre un 4,8 y un 6% de la cuota de mercado actual dentro de tan solo nueve años (en 2030) como consecuencia del cambio climático. Así lo recoge, citando numerosos estudios, el documento ‘Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España’, que acaba de hacer público el Ministerio para la Transición Ecológica y que es una auténtica radiografía de cómo afectará este fenómeno en todos los órdenes de la vida nacional.

“Se prevé que el aumento de las temperaturas y la falta de confort térmico provoque un descenso en la llegada de turistas de hasta el 20% en 2080 a favor de otras zonas más al norte, como el propio litoral cantábrico, así como la pérdida de peso relativo del turismo de sol y playa”, señala el informe.

Es decir, los lugares más afectados por esta bajada turística debido al excesivo calor y otros factores serán el sur y levante de España, mientras que las zonas del norte o del interior podrían verse beneficiadas por esta situación.

Por otra parte, los expertos han evaluado una pérdida en el PIB del 0,73%, tomando como referencia 2010, si no se aplican medidas de adaptación.

El Ministerio de Transición Ecológica recuerda que también la erosión de las playas irá en contra el turismo. En concreto, esta pérdida de superficie de playa supondrá una reducción de sus servicios recreativos, con el consiguiente daño económico al sector.

En concreto, según si el escenario climático es más moderado o más dramático, el aumento del nivel del mar podría hacer que las playas vean reducida su capacidad de carga entre un 33% y un 55%. No obstante, este impacto no se distribuirá de forma homogénea, sino que variará según las regiones de España. Una de las zonas más afectadas sería la Costa Brava.

El valor recreativo de las playas, que se calcula a partir de la superficie de playa disponible y de las horas potenciales de uso, se vería también reducido en lugares como Asturias como consecuencia del retroceso inducido por el cambio climático. Algunas playas en dicha comunidad autónoma estarían incluso en peligro, pero, en todo caso, los años cuantificados para la industria se miden en cientos de millones de euros.

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