Los científicos estudian la viabilidad de las construcciones de madera para sustituir al hormigón en las viviendas de las ciudades. Un laboratorio noruego confirma que es posible recuperar este material para la edificación.

Nuestros antepasados construían sus hogares con la madera de los árboles de sus bosques. Era el recurso que encontraban más a mano. Pero la industrialización y el crecimiento de las ciudades lo cambió todo, así que pronto la madera fue desechada a favor de otros materiales, como el hormigón y el ladrillo, más baratos, pero también más contaminantes.

Hoy, cuando la humanidad está inmersa en un tren de vida insostenible, la realidad es que las construcciones de madera resurgen de sus cenizas como unas aliadas para frenar y combatir el calentamiento global.

Con cuatro pisos de altura, y hecho casi en su totalidad de madera, el edificio del laboratorio ZEB (Zero Emission Building), ubicado en Trondheim (Noruega), antes siquiera de existir ya había contribuido a la reducción de emisiones de carbono. El laboratorio está construido casi de arriba a abajo de madera y, de hecho, el único hormigón se encuentra en los cimientos y en la planta baja. ZEB se ha convertido así en una prueba definitiva de lo que debe convertirse en una moda. Construcciones como esta no solo son bonitas y pintorescas, sino que también son necesarias.

Los científicos consideran que es urgente cambiar el ‘chip’ y empujar a la sociedad global a construir con madera. Por esta razón, desde hace años, se investiga cómo estas grandes infraestructuras arbóreas pueden contribuir a la lucha contra el calentamiento global. “Se está haciendo un gran esfuerzo para demostrar la eficacia de estos edificios”, insiste Niels Morsing, director del área de maderas y biomateriales del Instituto Tecnológico Danés de Copenhague en declaraciones a la revista Horizon.

Objetivo: el 80% de las casas, de madera en 2040

La urgencia de cambiar el sistema de edificación se explica porque durante las próximas cuatro décadas se necesitarán casi 230.000 millones de metros cuadrados de nueva construcción debido al incremento de la población mundial, según el Informe del estado del planeta 2017 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

En este sentido, la madera podría convertirse en una solución más que eficiente, pues si bien se emite carbono al procesarla, la producción de hormigón es considerablemente peor. De hecho, tan solo la reacción química que produce una tonelada de cemento libera alrededor de media tonelada de CO2.

Para que todo el proceso sea sostenible, habrá que elegir muy bien el árbol que se va a utilizar. Los investigadores consideran que para conseguir que las casas cumplan su función de manera óptima, los árboles que revistan sus paredes deben provenir de bosques sostenibles, es decir, un emplazamiento en el que se reemplacen una vez se talen, y, además, la madera utilizada debe reciclarse al final de la vida útil de un edificio.

En estos momentos, en Europa menos del 10% de los edificios están construidos a base de madera. Pero, si la tendencia acaba siendo una moda, es posible que para 2040 el 80% de las construcciones urbanas del continente estén fabricados a base de madera. Un reciente estudio finlandés afirma que si estos edificios contienen, además, más componentes de madera, como vigas, pisos, techos o revestimientos, se podría almacenar un total de 0,42 gigatoneladas de carbono en 20 años.

Evitar los incendios

Pero no todo es color de rosa, pues la implantación de estos materiales de manera generalizada aún causa ciertas reticencias. Una razón es el miedo al fuego, comprensible dadas nuestras experiencias previas, pero es una reticencia “obsoleta”, según afirma Morsing.

«Por supuesto, la madera se quema y, como consecuencia, tienes que hacer tu diseño acorde a una estrategia de protección contra incendios”, afirma. En estos momentos, las regulaciones se centran en si un edificio puede ser evacuado rápidamente, y eso depende de muchos factores, no solo del material de construcción. La implementación de rociadores, el recubrimiento de fachadas de madera con yeso o el uso de concreto en áreas críticas como escaleras pueden ser algunas estrategias que permitirían garantizar la seguridad en estas viviendas.

Además, los incendios se convierten en un problema menor cuando se usa madera maciza apilada en múltiples capas. Como un árbol grueso, esta madera arde tan solo en el exterior, así que, con las técnicas adecuadas, “es posible hacer un edificio de madera tan seguro como uno de ladrillo u hormigón”, relata Morsing.

El último escollo a resolver estará en la industrialización y mejora de procesos de manufacturación de estos materiales, porque no existe una estandarización clara. “Los constructores no están interesados ??en desarrollar una solución de madera por sí mismos; quieren comprar soluciones listas. Pero la madera no está estandarizada», señala el investigador. Las soluciones existen, ahora solo es necesario avanzar unidos para tratar de salvar el planeta.

También te puede interesar: Hacia la sostenibilidad climática en la construcción