El tramo del Camino de Santiago en la provincia de Huesca forma parte del llamado Camino Francés y era el que tomaban los peregrinos procedentes del este de Francia por el camino de Arlés. Este mismo recorrido fue el elegido por Jesús Madriñán para llevar a cabo su proyecto I Am Light, que ahora se presenta en el CDAN. Su vinculación con el territorio, su experiencia de artista caminante, así como su mirada al paisaje encontrado, físico y humano, hacen de este proyecto fotográfico una oportunidad de redescubrir el Camino.

I Am Light es un reflejo del compromiso y la necesidad de documentar el presente y su territorio; una oportunidad para explorar, a través de la mirada de Jesús Madriñán (Santiago de Compostela, 1984), un retrato de las nuevas tipologías de jóvenes peregrinos que emprenden su camino hacia Compostela. Supone además dirigir la mirada hacia la realidad de la juventud en el mundo actual y visualizar el Camino como una experiencia global en la que se funden elementos propiamente religiosos y de fe con otras motivaciones vinculadas con la introspección, la iniciación y la superación personal, el reto, la aventura y el sacrificio, así como la sanación interior y, por supuesto, el turismo, sea este cultural, gastronómico o para entablar nuevas amistades.

Una de las intenciones del proyecto es explorar cómo han cambiado las imágenes y las experiencias de la peregrinación. Está claro que estas se han enriquecido y diversificado con la imbricación del turismo y el surgimiento de nuevas formas de espiritualidad que no pasan necesariamente por los cauces religiosos católicos. En torno al Camino hay, sin duda, una sensibilidad religiosa genérica que puede entenderse dentro de un espíritu universalista, de tono ecuménico o transversal, pero también afloran fenómenos de una espiritualidad más atenta a los símbolos, a las referencias mágicas y esotéricas, que a las creencias, más próxima a la experiencia iniciática, que puede incluso llegar a convertirse en terapéutica.

La mirada de Jesús Madriñán se inscribe en las preocupaciones representativas, psicológicas y tipológicas del

retrato como género. Sus series anteriores —Good Night London (2011), Boas noites (2013) y Dopo Roma (2016)—, todas ellas ambientadas en espacios de ocio nocturno, dirigían su atención a la representación de jóvenes en un contexto lúdico y festivo. El resultado es un trabajo personal, alejado del documentalismo y del costumbrismo, que evita incidir en las tendencias y las apariencias vinculadas con la moda, aunque se sirva de ellas en la medida en que estas pertenecen al paisaje de su propia generación.

Con respecto a sus anteriores series, este es un proyecto luminoso en muchos sentidos, y no solo por el cruce —muchas veces el choque— de luz solar y luz artificial que se produce en sus retratos para cuadrar la composición, sino sobre todo por el descubrimiento que el Camino produce y por la liberación que en su experiencia encuentran los peregrinos. De ahí el título, I Am Light, una frase extraída de una de las muchas cartas y notas que, junto a las piedras, conchas y otros objetos, funcionan como modernos exvotos depositados por los peregrinos junto al tronco de un árbol o en la base de un cruceiro en lugares señalados de su ruta. El Camino se revela así como una experiencia interior que es a la vez social, y de relación, en la que los peregrinos se construyen a sí mismos mediante el contacto con los otros.

Exposición coproducida por el CGAC y la Agencia Turismo de Galicia en el marco del programa de actividades del Xacobeo 2021.

Comisario: Santiago Olmo