Zaragoza vuelve a llenarse de música al aire libre de mayo a julio de este año con el ciclo Música al Raso. Del 19 de mayo al 2 de julio, la música al raso será la protagonista en la capital aragonesa con un cartel encabezado por más de una decena de artistas nacionales e internacionales. Con carácter de festival, Música al Raso se consolida en esta segunda edición como una cita musical que da el pistoletazo de salida a la temporada de conciertos de verano.

Música al Raso se celebrará en dos escenarios céntricos de la ciudad: la Plaza San Bruno y el Jardín de Invierno del Parque Grande José Antonio Labordeta, un escenario recuperado hace casi un año y que se ha convertido en un reclamo para los y las mejores artistas del momento. Jazz, soul, rock, folk, country alternativo y fusión de samba, funk, pop, trap... Un cartel encabezado por artistas reconocidos internacionalmente como Rufus Wainwright, Wilco, Cat Power, Fatoumata Diawara, Ana Tijoux, Adriana Calcanhotto, El mató a un policía motorizado y artistas nacionales como Alizzz o Kiki Morente.

La banda de rock alternativo estadounidense, Wilco, parará en Zaragoza con el concierto de su álbum Ode to Joy. El álbum publicado en 2019 presenta una línea rítmica única y una instrumentación minimalista, con letras a la vez observantes, esperanzadoras, morbosas, tolerantes y abstractas. Wilco destaca por la diversidad de estilos, desde el rock que evoluciona a folk rock, pasando por el power pop, la vanguardia o la experimentación.

Después de sus dos álbumes en solitario, 'Warm' y 'Warmer', y sus memorias, Let's Go (So We Can Get Back), Tweedy reunió a Wilco en The Loft en Chicago. Si bien los seis miembros de la banda se pueden escuchar en cada canción, Tweedy y Glenn Kotche fueron la plataforma de lanzamiento de la que se materializaron la mayoría de las canciones de Ode to Joy: la percusión de Kotche impulsa la música hacia adelante mientras las palabras medidas de Tweedy se abren camino. Como resultado, el álbum se compone de "canciones folklóricas realmente grandes, grandes, estas estructuras monolíticas y brutales en las que se cuelgan estos sentimientos delicados", según lo descrito por Tweedy. En todo el álbum, los tambores golpean y pisotean con un pulso constante de uno a dos, con la intención de imitar el movimiento de la marcha, un acto poderoso utilizado en ambos lados del muro autoritario. También hay una sensación de comodidad que viene con el sonido de marcha rítmica.