Raúl Márquez entiende el arte como una provocación o una forma diferente de acercarse al público. Desde el inconformismo, ha diseñado un camino original en el que confluyen su pasión por el jazz, el flamenco o el swing. Tras experimentar las posibilidades del violín en la música moderna, 1970 es un homenaje a los primeros violinistas que jugaron con efectos y sonidos como Jean-Luc Ponty, Didier Lockwood, Zbigniew Seifert o Don Sugarcane Harris.

Raúl Márquez, acompañado por Alberto Brenes a la batería y David Sancho a los teclados, conjuga los sonidos acústicos del violín con un afinado juego de armonizadores, octavadores y osciladores de onda, que nos acercan a aquella época, pero tratando de actualizarla.

La calidad del sonido y de las originales composiciones de este trío transmiten al auditorio vida y optimismo

Alberto Brenes, batería

David Sancho, teclados

Raúl Márquez, violín