La pintora María Buil nació en Zaragoza, pero desde muy pequeña pasó grandes temporadas en el corazón de Los Monegros. Su padre regentaba una finca de corderos en Lanaja y todo eso mundo, todo ese medio rural la marcó para siempre. Tanto que en su posterior obra artística esos orígenes tan próximos al campo y a la tierra han ido aflorando de forma inconsciente. Se podrá comprobar hasta el 8 de julio en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, que acoge una exposición llena de cuadros de hortalizas, flores, vísceras, corderos y retratos

«El hilo conductor de la exposición es la admiración que siento hacia la materia orgánica, hacia la materia viva, ya sea en forma de verduras, de carnes, de seres humanos o de animales. Ha sido una constante en mi trabajo», ha explicado Buil este miércoles en la presentación de la exposición, titulada 'El instante atrapado'.

La muestra está compuesta por 70 óleos realizados desde 1999 hasta la actualidad. De hecho, esta es su primera retrospectiva y su exposición «más importante» hasta la fecha en Zaragoza. «La idea no era hacer una retrospectiva pero el hilo argumental fue demandando obras de todas mis épocas, así que aquí está reflejada toda mi trayectoria», ha indicado la artista, afincada desde hace cinco años en París.