EL SUEÑO DE ALEJANDRO

Cuando llegó a Egipto, Alejandro Magno fundó una ciudad que bautizaría con su propio nombre (Alexandria) y que acabaría convirtiéndose en el principal centro de saber de la Antigüedad. Después emprendió un largo viaje hasta el oasis de Siwa, donde estaba el templo de Amón, y el sacerdote que lo custodiaba le hizo saber que era hijo del dios egipcio. De este modo, el macedonio pudo ser coronado como rey de Egipto y por este motivo lo encontramos representado como tal en los relieves como los del templo de Cnum, en la isla de Elefantina.

No muy lejos de Elefantina se encuentra el templo de Isis de Filae, el último templo egipcio que permaneció en funcionamiento. Allí, el sacerdote Esmetakhom grabó la última inscripción jeroglífica de la que tenemos constancia, era del año 394 e iba dedicada al dios nubio Merula. Un siglo y medio más tarde, el templo se convirtió en una iglesia cristiana dedicada a San Esteban.

A cargo del Doctor en egiptología David Rull, profesor de la UAB y la UOC, divulgador científico y guía de expediciones. Ha colaborado en proyectos de investigación con el Institut Français d'Archéologie Orientale (IFAO) y la American University in Cairo (AUC), además de publicar numerosos artículos en prensa especializada.