La historia de las comunidades antiguas se ha construido, habitualmente, a partir de las referencias de autores que fijaron su atención en los episodios de conflicto, en los enfrentamientos entre estados o entre pueblos y ciudades. La realidad, lo cotidiano, los grupos sociales no hegemónicos, las mujeres… quedan al margen de la construcción histórica en un relato fundamentalmente masculino y centrado en los procesos de conquista y de resistencia.

Sin embargo, la arqueología nos permite interpretar y entender aspectos fundamentales de las sociedades del pasado que de otro modo quedarían ocultos.

Es el caso de La Caridad, una ciudad fundada por iniciativa del estado romano, con una estructura urbana reticular y un carácter posiblemente militar en los momentos iniciales, pero de población eminentemente indígena (pueblos célticos de Iberia, que en este preciso momento empiezan a recibir el nombre de celtíberos por los autores latinos), y que conocemos a través de los trabajos arqueológicos que se iniciaron en 1984 y que han continuado hasta hoy, dirigidos siempre por personal del Museo de Teruel (Jaime Vicente, Beatriz Ezquerra y Pilar Punter). La investigación de este enclave ha permitido aproximarnos a una época trascendental de nuestra historia: la integración plena de Hispania en el ámbito cultural mediterráneo, tras la conquista romana.

Sus vestigios nos hablan de un momento histórico muy concreto, la culminación del desarrollo urbano de las sociedades indígenas y la progresiva modificación de sus costumbres, sus relaciones sociales y económicas, su lengua, su escritura y su religión. Una transformación profunda que dará como resultado la creación de una sociedad nueva, híbrida, compleja, que evolucionará a lo largo de los siglos posteriores.

La exposición reúne una selección de más de 500 bienes culturales originales procedentes de la ciudad, que aparecen de manera excepcional sobre los suelos de las viviendas y las calles, donde los abandonaron los habitantes en su huida previa a la destrucción, y de donde han sido recuperados, restaurados y estudiados. Objetos e interpretaciones con los que cumplir el objetivo de mostrar los resultados de las intervenciones llevadas a cabo en el yacimiento a lo largo de casi 40 años. Los visitantes podrán adentrarse por un tiempo en una ciudad romana, ocupada por celtíberos y, posiblemente, también por iberos y latinos, y conocer de primera mano los testimonios materiales que reflejan las formas de vida en este lugar hace ahora más de 2000 años.

Su historia. Nuestro pasado.